Se estima que sólo el 10% de los cánceres está asociado a factores genéticos; el resto se atribuye a la exposición a factores externos, como tabaquismo, nutrición y agentes químicos, entre otros. Como estos factores son modificables o al menos dosificables, muchos cánceres pueden prevenirse.

Por primera vez en Chile se midió cuánta responsabilidad tiene la obesidad en los cánceres del país, y así, cuántos podrían evitarse. Una investigación del Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos (Inta) de la U. de Chile calculó la llamada fracción atribuible poblacional (FAP), una cifra que permite estimar el grado en que algunos cánceres son prevenibles si se disminuye o elimina la exposición a un determinado factor de riesgo. O dicho de otra manera, qué porcentaje es atribuible al factor obesidad.

La investigación determinó una directa relación entre obesidad y los cánceres de esófago, mama, páncreas, riñón, vesícula, endometrio y colorrectal, aunque en distinta proporción, dependiendo el género.

"El cáncer es una enfermedad prevenible. Las dos causas más importantes son tabaco y nutrición (incluyendo obesidad, dieta no saludable y sedentarismo). En los que no fuman, la nutrición es la primera. Ambas causas son responsables de cerca de la mitad de los cánceres a nivel mundial", dice María Luisa Garmendia, una de las autoras del estudio.

CAUSAS DE LA RELACION

Entre las razones de esta relación está el aumento de la insulina. "Más grasa en el cuerpo implica niveles de insulina más altos y esta actúa como una hormona de crecimiento, aumentando la multiplicación de células del tejido adiposo, pero también de otras que pueden ser cancerígenas", explica Ricardo Uauy, otro de los autores.

A eso se suman las propiedades pro inflamatorias de la grasa, que además de inflamar órganos específicos (aumentando el riesgo de cáncer), exacerban el proceso de inflamación en articulaciones, vasos sanguíneos y aumentan el riesgo de propiciar aterosclerosis (endurecimiento de las arterias).

Además, el tejido adiposo actúa como otro sistema endocrino. "En niñas obesas, la grasa acelera la maduración hormonal. Tienen una menarquia adelantada y el tejido mamario empieza a funcionar antes, lo que también es un riesgo de cáncer de mama. Si esa niña se embaraza joven y es madre obesa, tendrá más dificultades para la lactancia y este es factor protector de este mismo cáncer", señala Uauy.

El cáncer de endometrio también está asociado a factores ambientales (no genéticos), como la inactividad física o el exceso de peso, señala Garmendia. Otros estudios han mostrado que mujeres obesas tienen hasta cinco veces más riesgo que las no obesas de padecer este tipo de cáncer.

La razón serían las hormonas endógenas femeninas (estrógenos), que aumentan en mujeres obesas.

En el caso del cáncer de vesícula, explica Uauy, cuando existe obesidad este órgano se vuelve más flojo y no se vacía tanto, por lo que forman más cálculos, hay mayor flujo de bilis y, con ello, una inflamación crónica a la que la vesícula responde con proliferación de células.

El cáncer de páncreas también está relacionado con la inflamación: las células pancreáticas producen insulina y también jugo pancreático para digerir los alimentos. Cuando se come en exceso aumenta esta producción y el órgano se inflama y multiplica sus células. El cáncer de colon está relacionado con una ingesta elevada de grasas y alimentos de origen animal que también involucra un proceso inflamatorio.