El cubano Fernando González, procesado en Estados Unidos por delitos de espionaje, se convertirá en el segundo de los cinco cubanos condenados en 2001 en ser liberado y previsiblemente deportado a Cuba, informó su abogado a un diario de Miami del miércoles.
El abogado de González, Ira Kurzban, dijo al diario El Nuevo Herald que la Oficina Federal de Prisiones fijó el 27 de febrero como el día de la liberación de su cliente.
González, de 50 años, procesado en Estados Unidos bajo el nombre de Rubén Campa, está cumpliendo una sentencia a 17 años de prisión por cargos de no registrarse como un agente extranjero y poseer documentos de identidad falsos.
Su liberación anticipada obedece a buena conducta.
El primero de los cinco agentes que completó su sentencia fue René González, quien en octubre de 2011 salió de prisión y actualmente vive en La Habana.
Los otros tres cumplen condenas más largas, incluyendo uno que fue sentenciado a cadena perpetua por conspiración para cometer el asesinato de cuatro hombres de Miami que murieron cuando sus avionetas fueron derribadas por aviones MiGs cubanos.
Kurzban dijo al diario de Miami que después de su liberación de una cárcel en Arizona (oeste de Estados Unidos), González será transferido a una cárcel de inmigración para esperar su deportación a Cuba.
"No debe ser mucho tiempo. Todo el mundo lo quiere fuera de aquí", dijo Kurzban sobre la celeridad con que será deportado González.
Por el momento la organización TheCubanFive, con sede en San Francisco, que ha defendido a estos agentes durante todos estos años no pudo ser contactada por AFP.
La liberación de "los cinco", como han sido calificados por las autoridades en La Habana, ha sido crucial para la política exterior cubana en los últimos 15 años.
Los cinco agentes cubanos, detenidos en 1998 en Florida, son considerados en la isla "héroes antiterroristas". Los otros tres que siguen en prisión cumpliendo sus condenas, son Gerardo Hernández, Ramón Labañino y Antonio Guerrero.
Cuba, que ha desplegado una campaña internacional para conseguir su libertad, reconoce que eran sus agentes, pero sostiene que vigilaban a anticastristas de Miami y no espiaban a Estados Unidos.