En 2007, un grupo de investigadores de Chile, Brasil y Estados Unidos, llegó hasta el Plateau Detroit en la Península Antártica. El lugar está a 250 kilómetros al sur de la base chilena Bernardo O'Higgins y a 2 mil metros de altura. Ricardo Jaña, científico del Instituto Antártico Chileno (Inach), explica que el objetivo de la expedición era extraer muestras de hielo para el proyecto Clima de Antártica y Sudamérica (CASA).
El Plateau Detroit, hasta el que llegaron en un avión Twin Otter de la Fach, es una planicie con hielo de 500 metros de espesor. En total, las perforaciones les permitieron extraer una muestra cilíndrica de hielo o testigo de hielo de 140 metros, que es un registro que permite conocer las condiciones climáticas del pasado.
Los científicos detectaron que el testigo contenía concentraciones de uranio que no pertenecían al ecosistema antártico, según lo confirmó un estudio publicado este mes en la revista Atmospheric Environment, cuyo autor principal fue Mariusz Potocki del Instituto de Cambio climático de la U. de Maine (EE.UU).
Luego de hacer una reconstrucción de la trayectoria de este elemento químico, los investigadores concluyeron que su origen más probable sea la minería australiana.
Jaña, quien es uno de los coautores del estudio, dice que en 2010 se divulgó el hallazgo, pero es primera vez que se confirma a través de una publicación científica.
Australia produce uranio, y cuando se dio a conocer la noticia en 2010 los productores se contactaron con el Inach porque estaban inquietos con la información. Ricardo Jaña señala que la semana pasada le enviaron el estudio que confirma el hallazgo.
Según el investigador, en el hielo hay evidencia de un aumento de las concentraciones del mineral entre 1980 y el 2000, que es cuando se produce un incremento de la producción de uranio en dicho país.
El estudio descartó que el mineral tenga su origen en otros países productores como Namibia o Sudáfrica, porque desde 1980 anotaron una disminución en su producción.
Jaña agrega que los niveles no son alarmantes y que lo más importante de la investigación es que confirma la precisión de los estudios a través de las muestras de hielo.
"Los testigos de hielo tienen la particularidad que sus niveles inferiores corresponden a eventos del pasado, los que se van sellando a medida que la nieve de va compactando y se transforma en hielo. Y en ese instante, cuando se compactan y se cierran todos los poros de los diferentes copos de nieve que se han ido acumulando, queda allí almacenado un contenido de aire, pero también los sedimentos y los elementos sólidos, microscópicos, que se han ido depositando en el momento en que cayó esa nieve", explica Jaña a La Tercera.
El estudio de los hielos de la Antártica también ha servido para detectar la presencia de otros contaminantes como el arsénico. Este año los Investigadores del Centro Polar y Climático de Brasil descubrieron la presencia de arsénico proveniente de la minería del cobre de Chile, en el Monte Johns, tras analizar muestras de hielo y datos históricos de la producción del metal rojo.