Es lunes 9 de junio y la selección uruguaya se apresta a embarcarse a Brasil. Los utileros saben que no deben despreocuparse de los bolsos, sobre todo de una valija muy especial, que lleva 39 kilos de manjar (dulce de leche, como le llaman ellos), uno de sus orgullos nacionales. Tanto así, que en 2003 las autoridades del país le solicitaron a la Unesco que declarara el producto como patrimonio gastronómico en Río de la Plata.
Por eso, apenas la delegación deja el Complejo Uruguay Celeste (el símil de Juan Pinto Durán) y va rumbo al aeropuerto, el bolso genera su especial atención. Saben que esa valija no puede quedarse abajo. Es que si en la Celeste hay una regla que se respeta, esa es llevar dulce de leche a todos los países, sin importar el continente ni menos la competencia.
"Ufff no recuerdo exactamente desde cuándo se come dulce de leche. Pero sí, somos buenos para esas delicias, jejeje. En Sudáfrica también llevamos dulce de leche a la concentración", afirma el arquero Juan Castillo, que integró la Celeste en el pasado Mundial y que estuvo en algunas citaciones en las últimas Eliminatorias.
Lo que jamás imaginaron en la escuadra que dirige Oscar Tabárez es que al aterrizar en Belo Horizonte, su preciado manjar sería decomisado. ¿El motivo? "El dulce de leche necesita de una documentación sanitaria para poder entrar a Brasil", le dijo un fiscal del Ministerio de Agricultura de Brasil a la agencia Reuters.
Cuando el plantel se enteró de la noticia, no podían creerlo. Para ellos, carecer de esa crema es casi como perder un partido. Igualmente, se conformaron con dulce de membrillo y de batata, las otras delicias que consumen habitualmente. "Esas cosas no pueden faltarnos. Con la yerba mate, son productos que consumimos mucho, sobre todo en concentraciones largas, como un Mundial o una Copa América. Por eso, ojalá puedan conseguirse de algún modo dulce de leche, que hasta lo come el cuerpo técnico", dice el ex arquero de Colo Colo.
La situación se suma a inesperada derrota ante Costa Rica (1-3). "Será una final y ojalá mis compañeros se queden con los tres puntos para mejorarnos dentro y fuera de la cancha. Es que necesitan resarcirse de la mala suerte", cierra Castillo.