John Brennan, elegido por el Presidente Barack Obama para dirigir la CIA, defendió ayer el uso de aviones no tripulados como una política de contraterrorismo. "Estados Unidos sigue en guerra con Al Qaeda y sus fuerzas asociadas", dijo ayer, al comienzo de la audiencia en el Senado para confirmar su nominación como jefe de la CIA.
El hombre de 57 años enfrentaba ayer un acucioso cuestionamiento de parte de los senadores, por la polémica campaña de drones del que es uno de los artífices y que amenaza con poner en duda la política antiterrorista del mandatario estadounidense.
El ex funcionario de la CIA reconoció que información "de inteligencia valiosa" se obtuvo de las sesiones en las que un miembro de Al Qaeda fue sometido a la técnica de "ahogo simulado". Aunque señaló que no quería que la agencia estuviera involucrada en detenciones.
Ya sea por una casualidad o una maniobra cuidadosamente calculada, la audiencia ante el Senado del actual jefe antiterrorista de la Casa Blanca ocurrió dos días después de la filtración de un documento confidencial del Departamento de Justicia, en el que se justifican los ataques mortíferos en el extranjero contra ciudadanos estadounidenses, en el marco de la lucha contra la red terrorista Al Qaeda.
Es por eso que en la mañana de ayer, horas antes de que comenzara la audiencia, Obama pidió al Departamento de Justicia que entregara al Comité de Inteligencia del Senado y de la Cámara de Representantes los memorandos clasificados que justifican estos ataques con aviones no tripulados.
El programa de aviones no tripulados, lanzado en 2004 por el gobierno de George W. Bush, pero ampliamente intensificado por el Presidente Obama, ha sido el proyecto más grande de Brennan como jefe antiterrorista.
El coordinó una "lista de personas a eliminar" de Al Qaeda y supervisó los ataques de drones en Pakistán y en Yemen. Mientras era jefe de la CIA en Arabia Saudita, desempeñó un papel clave en las negociaciones con Riad para instalar en ese país una base secreta, punto de despegue de los drones estadounidenses contra Al Qaeda en la península Arábiga, como se conoce a la filial en Yemen de la red terrorista.
Esta base fue crucial para el ataque de septiembre de 2011, en el que resultó muerto el clérigo radical Anwar Al Aulaqi, estadounidense acusado de ser uno de los líderes de Al Qaeda.
Insistentemente denunciada por organizaciones de defensa de los derechos humanos y activistas, que incluso interrumpieron la sesión de ayer con protestas, estos ataques fueron puestos bajo la lupa por la Comisión de Inteligencia del Senado.
De hecho, ayer en la audiencia, la senadora demócrata Dianne Feinstein, presidenta del Comité de Inteligencia, dijo que ella tiene previsto proponer una ley que cree una corte que vigile los blancos a asesinar.
Según el diario The New York Times, tal iniciativa sería la primera en llevar a un terreno judicial la vigilancia de los ataques de drones. El cuestionamiento sobre el uso de aviones tripulados también fue un tema a tratar por el general Stanley McChrystal, ex comandante de las fuerzas de la ISAF en Afganistán, quien advirtió que el abuso de los ataques de drones era muy resentido en el extranjero y que éstos podrían "socavar los objetivos generales de EE.UU.".
Y este resentimiento no es gratuito, ya que según la fundación Nueva América, se estima que entre 1.953 y 3.279 personas han muerto en ataques de drones en Pakistán, de las cuales un 10% son civiles.