El trote mejora la oxigenación del organismo, fortalece los músculos y reduce la tensión, entre otros beneficios, pero hay que practicarlo con el calzado adecuado. Una investigación publicada en la revista Physical Medicine & Rehabilitation advierte que aquellas personas que usan zapatillas inadecuadas para trotar, aunque sean enfocadas a ese deporte, tendrían un mayor riesgo de desarrollar lesiones en las articulaciones de sus piernas.

Los científicos de las universidades de Colorado y Virginia seleccionaron a 68 personas sanas que corrieron al menos 24 kilómetros a la semana. A todos ellos se les hizo correr durante una cantidad de días a pies descalzos y, posteriormente, se les entregó un modelo de zapatilla de running estándar para que corrieran otro período.

Gracias a mediciones tridimensionales de las extremidades, los investigadores constataron que el uso del calzado aumentó en un 38% el impacto sobre la rótula y la cara interna de la rodilla, situación que también se registró en la cadera y el tobillo. "Estos hallazgos confirman que uno de los efectos de las zapatillas de running es el incremento de la presión en cada una de las articulaciones de la pierna", concluye el estudio, que advierte que esto podría aumentar el riesgo de sufrir osteartritis.

Según los científicos, este efecto se produciría por las características de la zapatilla utilizada, que tiene el talón elevado y un acolchado más voluminoso bajo el arco del pie. Este tipo de calzado es recomendado para quienes cargan el contorno interno del pie, pero podría ser dañina para quienes cargan la cara externa o tienen pisada neutra.

"No todas las personas pueden trotar con cualquier zapatilla", advierte Juan Pablo Oliva, traumatólogo del Hospital Clínico de la Universidad Católica, quien agrega que "antes de comenzar a correr las personas deben someterse a una evaluación ortopédica para saber qué tipo de zapatillas deben ocupar".

Una forma sencilla de saber qué tipo de pisada se tiene es tomar la zapatilla y observar qué zona de la suela está más gastada. "Si la parte con más desgaste es el borde interno, entonces la pisada es prona y debe usar zapatillas que tenga el arco interno más elevado y más duro", explica Felipe Bravo, kinesiólogo y experto en fisiología del deporte de la Clínica Ciudad del Mar. Bravo acota que quienes gastan más el borde externo de su calzado tienen pisada supina y deben preferir zapatillas con un refuerzo en su lado exterior.

Los especialistas advierten que quienes corren grandes distancias con zapatillas que no corresponden a la forma de su pisada se exponen a sufrir desgarros musculares, lesiones a la rodilla, inflamación de una membrana que recubre la tibia y, en los casos más graves, incluso artrosis. De todos modos, Oliva destaca que las zapatillas de running efectivamente ayudan a absorber la presión que genera el contacto con el suelo durante el trote.

Otra premisa a la hora de comprar una zapatilla para trotar es fijarse en su forma. Hugo Marambio, traumatólogo de la Clínica Santa María, recomienda preferir aquellas con talón ancho y con altura aproximada de 2,5 cm: "eso permite que el peso se distribuya en superficie más amplia y el impacto sobre las articulaciones se distribuya", explica.

La clave para saber si la zapatilla es la correcta es que se sienta cómoda desde el primer momento. "Eso de que me molesta pero después va a ceder es mentira. La zapatilla debe quedar cómoda al tiro", afirma Bravo.