En mayo, la Nasa advirtió que los glaciares del sector del mar de Admunsen en la Antártida Occidental, se derriten rápidamente y que "han pasado el punto de no retorno", luego de analizar los datos de los últimos 40 años. Para su estudio, la agencia utilizó imágenes satélitales,  una de las herramientas más usadas por los expertos para este tipo de evaluaciones sobre el impacto del cambio climático.

Sin embargo, las imágenes satélitales pueden ser difíciles de interpretar debido a la cubierta de nieve que existe en el hielo antártico. Por eso los científicos complementan sus estudios perforando o con observaciones visuales desde los buques rompehielos, aunque éstos no pueden acceder a todos los rincones del continente blanco.

Para resolver este problema de accesibilidad, y mejorar las técnicas de investigación,  científicos del Reino Unido, EE.UU., y Australia, lanzaron a las profundidades del mar antártico a SeaBED, un vehículo submarino autónomo, para trazar los primeros mapas 3D bajo el hielo (ver video), cuyos resultados serán publicados hoy en la revista Nature Geoscience.

TECNOLOGÍA MÁS PRECISA

Los científicos del proyecto dicen que este dron submarino ofrece mediciones de espesor más precisas, en áreas a las que antes era muy difícil de acceder.

"Las misiones del robot nos han dado una visión real de la naturaleza del hielo marino antártico, es como mirar a través de un microscopio. Ahora podemos medir el hielo en mucho mayor detalle", plantea Jeremy Wilkinson del British Antarctic Survey (BAS).

El robot cuenta con un sonar que mira hacia arriba con el fin de medir y mapear la parte inferior de los témpanos de hielo del mar y puede descender hasta 30 metros. Desde la sala de operaciones se le dan instrucciones para que realice los mismos trazos que se hacen para cortar el césped de una casa, para luego levantar el mapa.

"Esta es nuestra primera mirada en el "lado oscuro" del hielo marino y que está demostrando que el hielo marino antártico puede ser, en promedio, más gruesa que las estimaciones previas. También está mostrando una gran cantidad de deformación, que en última instancia ayudará a los científicos climáticos polares a entender mejor los procesos atmosféricos y oceánicos que la formaban", dice a La Tercera, Guy Williams, del Instituto de Ciencias del Mar Antártico  de Australia.

Los investigadores creen que este nuevo tipo de imágenes podrían acelerar el ritmo de la investigación en las regiones polares para comprender los dramáticos cambios del hielo marino en el contexto del cambio climático.

El robot tiene dos metros de largo y pesa cerca de 200  kilos, tiene un diseño de doble casco que le da una mayor estabilidad para los estudios fotográficos de baja velocidad y fue diseñado por el Instituto Oceanográfico Woods Hole (WHOI) de  EE.UU.

"Poner un robot en el hielo marino es un reto de software, navegación y del punto de vista de la comunicación acústica. Hubiera sido difícil de hacer muchas de las misiones que hicimos, sobre todo en las condiciones que nos encontramos, con algunos de los vehículos más grandes", dice Hanumant Singh, científico del WHOI.

Los datos obtenidos por el dron serán combinados con otras mediciones, como las  observaciones por satélite, para mejorar las estimaciones del espesor del hielo y el volumen total de hielo marino.

El equipo desplegó el robo t submarino en 2010 y 2012, en la primavera austral. La primera vez lo lanzó del barco RRS James Clark Ross del British Antarctic Survey, y la segunda, del rompehielos australiano RSV Aurora Australis. El dron recorrió los sectores de los mares de Wedell, Bellingshausen y la Tierra de Wilkes, cubriendo en total una superficie de 100 canchas de fútbol y generando, en total, 10 mapas del "lado oscuro" del hielo antártico.