El nuevo equipo de Valentino recortó el clásico largo de los vestidos de alta costura, le bajó el tono a la paleta de colores y sustituyó la vieja democracia del brocado con tul y encaje en su última colección Otoño-Invierno 2009-2010, propuestas que parecían destinada a seducir a clientela mucho más joven.

Maria Grazia Chiuri y Pier Paolo Piccioli, tomaron el mando de la firma el año pasado cuando Valentino sustituyó a su sucesora, Alessandra Facchinetti, quien sólo alcanzó a estar dos temporadas en el cargo.

En sus dos primeras colecciones en la cabeza de la casa, una prêt-à-porter y una haute couture a principios de este año, los jóvenes diseñadores mantuvieron el estricto look de Valentino, por lo cual fueron altamente criticados por los expertos de moda.

Esta vez, sin embargo, propusieron una colección mucho más personal, que, a pesar de que incluye elementos clásicos de Valentino, empujaron a la emblemática casa de mirar hacia el futuro.

A pesar de la alta costura es casi por definición, un  mundo pensado para personas mayores debido al alto costo de los vestidos, el dúo Chiuri-Piccioli quiso rejuvenecer la marca mediante el canje de lo sexy por lo clásico.

Corsets de tul en colores nude eran los elementos principales de una colección a dos tonos, los cuales se combinaban con ceñidas polleras negras de encajes.

Dentro de lo más destacado era un un vestido largo formado por una pollera hecha de pedazos de tul negro en cascada, sobre un corset strapless beige con una cintas negras, y un modelo negro corto con un gran rosa en la espalda que parecía las alas de una mariposa.

Muchas de los modelos llevaban máscaras de encaje que le otorgó al espectáculo un aire ligeramente decadente de carnaval veneciano.

Piccioli y Chiuri señalaron que sus anteriores colecciones se basaron en la memoria, en la historia de la etiqueta, mientras que ésta se basó en una imagen que ellos querían revivir. "Esta vez, es tal vez más sobre el alma que la memoria", señalo Piccioli.