Valérie Trierweiler, la mujer que tuvo un papel importante en el triunfo de François Hollande, en su condición de compañera del presidente electo y no de esposa, no ve mayores problemas con el protocolo, especialmente en lo que serán sus salidas al extranjero.

"No estoy segura de que eso plantee tantos problemas. Tal vez para una visita al Papa. Francamente, no es un aspecto que me preocupe. Hay muchas cosas  que me preocupan antes que ésa. Lo de la boda es, ante todo, un aspecto de  nuestra vida privada", declaró Valérie Trierweiler a la agencia AFP, que cuenta seguir  ejerciendo su profesión de periodista.

Además de El Vaticano, la cuestión del protocolo relativo a la primera dama  podría incidir en países muy religiosos o apegados a ciertos principios, como  Arabia Saudita, Indonesia, o incluso la India, pero no es seguro que adquiera  verdadera importancia.

"El protocolo se adapta de manera pragmática, y estamos en el siglo XXI",  declara, pidiendo el anonimato, un especialista del tema del ministerio francés  de Relaciones Exteriores. "En Francia, cuando recibimos visitas de Estado u oficiales, somos nosotros los que fijamos las reglas", agrega.

En el extranjero, los servicios protocolares se adaptan a lo que Francia  pide, acota otra fuente. "Si les decimos 'traten a esta persona como la esposa  del presidente' ellos lo aceptan", añade.

Según estos expertos, el protocolo se basa en reglas no escritas que no son  ni textos de ley ni texto constitucional.

Incluso en los países que podrían plantear problemas, habría que estudiar  cuidadosamente si no ha habido precedentes, estiman, señalando al respecto que  hoy hay ministros de Relaciones Exteriores homosexuales que pueden viajar con  toda libertad al extranjero con sus parejas en ocasión de visitas o reuniones  oficiales.

Al principio de su quinquenio como presidente, Nicolas Sarkozy visitó solo India, sin Carla Bruni, con la que aún no se había casado. Pero la relación  era muy reciente y esa ausencia puede explicarse también por razones solamente  francesas, recuerda un observador.

"En general, damos facilidades protocolares a los esposos y esposas",  declaró el vocero del ministerio indio de Relaciones Exteriores,  Syed Akbaruddin, precisando que no conoce "los detalles" de la situación de  Hollande.

En Indonesia, país musulmán, compartir la vida sin haberse casado es en  general mal considerado por la población. El Consejo Indonesio de Ulemas, la  mayor instancia religiosa del país, sólo autoriza las relaciones sexuales  dentro del matrimonio.

Pero los indonesios, que practican en general un islam moderado, no esperan  que los extranjeros de otras religiones respeten sus principios. En 2010, una  visita de la primera ministra australiana Julia Gillard, que vive en pareja sin  estar casada, no provocó ninguna controversia.

En cambio, en una monarquía del Golfo, donde la cohabitación fuera del  matrimonio está prohibida, las condiciones protocolares podrían ser un problema  si Hollande decide viajar a él con su compañera.

En enero de 2008, Nicolas Sarkozy debió hacer su primera gira por la región sin Carla Bruni, con la que todavía no se había casado.