Vargas Llosa se inspira en sus años en el periodismo
Fue reportero a los 16 años y conoció la bohemia limeña. De esa experiencia parte Cinco esquinas, su próxima novela, que abordará la manipulación política en la prensa.
Eran días de entretención, pero también de aprendizaje. Con 16 años, Mario Vargas Llosa llegaba a la redación del diario La Crónica, ubicado en la calle Pando, a la vuelta de la Plaza San Martín, en pleno centro de la capital del Perú.
Transcurría el verano de 1952 y el estudiante del Colegio Militar Leoncio Prado estaba de vacaciones. Sin embargo, a pocas semanas de su aparición por la redacción y a pesar de su falta de experiencia, el novato ya firmaba algunos artículos y notas. Es más, el futuro Premio Nobel de Literatura 2010 también estuvo a punto de morir.
Fue camino a la localidad de Trujillo. Vargas Llosa viajaba en auto junto a un fotógrafo del diario, a buscar a los ganadores de la "Polla de caballos". Afortunadamente, el accidente en la Carretera Norte no pasó más allá de la anécdota y algunos rasguños.
Eran días de conocer el oficio, además de noches de bohemía en compañía de los periodistas que llenaban las páginas de La Crónica. El jovencito compartía con nombres emblemas para el diario, como Carlos Ney Barrionuevo, Milton von Hesse, Emilio Delboy o Becerrita, "el médico director de la página roja", que luego se convirtió en uno de los personajes de Conversación en la Catedral.
"Esos tres meses fueron la única época de farra de mi vida. Nunca me gustó mucho el trago, así que las copas me las tomaba con cuenta gotas. Pero sí hice esas cosas que nunca he vuelto a hacer: quedarme hasta muy tarde, beber entre guitarras y cajones, contando anécdotas", comentó el escritor peruano hace un mes en España, a propósito de su nueva novela que regresa a esos años.
No tenía el título del libro que protagonizan dos periodistas, pero la memoria comenzó a juntar las imágenes del pasado. Aquellas noches de bohemía Vargas Llosa asistía a la casa del dibujante del diario que quedaba en el barrio Cinco esquinas, ubicado en la zona de Barrios Altos de Lima.
Un territorio donde a inicios del siglo XX vivía la aristocracia peruana. Allí estaba la Quinta Heeren, casas que imitaban el estilo de arquitectura austrohúngaro, que albergó las embajadas de Japón, Francia y Estados Unidos. Pero mientras Vargas Llosa construía su nueva historia algo andaba mal. No daba con el título del libro, que casi siempre ordena su relato, como parte de su proceso creativo. Un ejemplo es su primera novela, La ciudad y los perros (1963), que como alternativa se llamaba Los impostores y La morada del héroe.
Y así fue como estando en Lima, el año pasado, Vargas Llosa recorrió esos antigüos barrios y llegó a ese punto de encuentro de cinco calles, ahora pobres, inseguras, lejos de la nobleza y el lujo. Un sitio emplazado cerca de la Morgue Central, el Congreso de la República y numerosas iglesias.
Sin embargo, reconoció el ambiente: "Eran los mismos callejones y quintas que parecen existir desde la época que yo era joven y se han ido deteriorando, llenando de basura y de una especie de subhumanidad, de gentes muy marginales que han abandonado las esperanzas", dijo al diario español El País.
Esos lugares serán los escenarios de Cinco esquinas, como se llamará la novela que Vargas Llosa espera publicar antes de cumplir 80 años. La fecha es el próximo 28 de marzo, cuando también será homenajeado por su aniversario, tanto en Europa y Latinoamérica, por la Cátedra y el Premio de Novela Bienal que llevan su nombre, dotado con 100 mil dólares.
Prensa lumpen
El autor, cuya última novela es El héroe discreto (2013), relato ambientado en Piura y Lima, volverá a revivir sus días ligados a la política a través de los dos periodistas que guían la historia de Cinco esquinas. Esto, ya que el ex candidato a la presidencia del Perú en 1990 sitúa parte de su narración en los años finales del gobierno de Alberto Fujimori, en 2000.
Período en que el ex militar y asesor presidencial de Fujimori, Vladimiro Montesinos, "utilizó el periodismo amarillo como arma política, como instrumento que humillaba, denigraba y hundía en el descrédito a los adversarios y a los enemigos del régimen", señaló Vargas Llosa, quien aclaró que a pesar de incluir estos elementos "no será una novela política".
El mundo enfrentado a la tecnología, la banalización de las artes y la literatura, y las nuevas formas de narrar, han sido preocupación constantedel escritor, como lo atestigua su ensayo La civilización del espectáculo (2012).
Algo de esto se conecta también con el oficio de periodista y el pasado político del Perú, que Vargas Llosa incluirá en la voz de los protagonistas de las Cinco esquinas. "Son periodistas que representan quizás la forma más degradada del periodismo, que es el periodismo de la chismografía y del amarillismo. Es una novela que tiene que ver mucho con esa subcultura contemporánea y que es tan universal porque la comparten el mundo desarrollado y el subdesarrollado". Además, el autor de libros como Sables y utopías, donde se recopilan sus artículos periodísticos, cree que "prácticamente no hay cultura ni lengua que no tenga ese periodismo de la chismografía y el escándalo. Que esta especie de lumpen periodístico emerja de los muladares de las quintas miserables de Cinco esquinas tiene mucho sentido".
El novelista aún escribe y corrige el texto. "Mi esperanza es terminar para fin de año y llegar a Lima con mi novela bajo el brazo (...) Espero tenerla lista antes de cumplir los 80 años, sería bonito", dijo el Vargas Llosa, quien quizá relate en su nueva obra cómo ese verano de 1952 dejó de ser el reportero más novato del diario La Crónica.
"Su padre lo envió a Piura, para evitar que terminara su hijo hecho un bohemio", cuenta el periodista Juan Garguverich en el libro Mario Vargas Llosa: reportero a los quince años. Pero eso ya es harina de otro costal. Efectivamente, el narrador cursó el último año de educación secundaria en el colegio San Miguel de Piura. Luego escribiría su primera obra de teatro. El resto, ya es historia.
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