El papa Benedicto XVI aprobó un milagro atribuido a la intercesión del papa Juan Pablo II y estableció el 1 de mayo como la fecha de su beatificación.

Benedicto XVI señaló en un decreto que la cura de una monja francesa, que sufría el mal de Parkinson, era milagrosa y este era el último paso necesario para la beatificación de su predecesor.

Se necesitaría el reconocimiento de un segundo milagro para que Juan Pablo II (Karol Wojtyla) se convirtiera en santo.