El Vaticano trató hoy de poner el creciente escándalo sobre documentos filtrados bajo una luz muy diferente, al decir que los documentos robados no sólo se refieren a cuestiones de gobierno interno de la Iglesia, sino también a los pensamientos de los fieles que al escribirle al Papa, creían esencialmente que se dirigían a Dios.
Como resultado de ello, dijo el subsecretario de Estado del Vaticano, el arzobispo Angelo Becciu, el Papa Benedicto XVI se siente especialmente dolido por las filtraciones y quiere llegar al fondo del escándalo para sanar la herida y restablecer un sentido de confianza entre los fieles, señaló la agencia AP.
"Considero que la publicación de las cartas robadas fue un acto inmoral grave y sin precedentes", dijo Becciu al periódico del Vaticano L'Osservatore Romano. "No se trata sólo de que fueron robados los documentos del Papa, sino de que se violó la conciencia de las personas que se dirigían a él como el vicario de Cristo".
El escándalo ha atormentado al Vaticano desde hace meses y representa uno de los abusos de confianza y seguridad más grandes que haya sufrido el Papa en la historia reciente.
"La acción a la que él (el Papa) ha sido sometido es brutal", dijo Becciu, según consigna a su vez, Reuters.
El mayordomo personal de Benedicto XVI fue arrestado el 23 de mayo y acusado de robo, después de que se hallaron los documentos en su departamento de la Ciudad del Vaticano. Representantes de la Iglesia dijeron que él no tenía razones legítimas para tenerlos.
Pocos creen que el mayordomo haya actuado solo y la investigación continúa sobre tres pistas independientes.
El mayordomo, Paolo Gabriele, será interrogado oficialmente en los próximos días por los fiscales del Vaticano, dijo el vocero de la Santa Sede, el padre Federico Lombardi.
Los abogados defensores han dicho que el mayordomo prometió cooperar plenamente con la investigación para llegar a la verdad, lo que abrió la posibilidad de que prelados de mayor rango puedan verse implicados muy pronto.
Las motivaciones de las filtraciones siguen poco claras: Algunos analistas dicen que parecen haber tratado de desacreditar al secretario de Estado, el cardenal Tarcisio Bertone, quien es la mano derecha de Benedicto XVI.
Otros dicen que parecen dirigidas a socavar los esfuerzos del Vaticano por ser más transparente financieramente. Otros creen que su objetivo fue mostrar la debilidad de Benedicto XVI, de 85 años de edad, para dirigir la Iglesia.
Becciu dijo que la "inundación mediática" por las filtraciones era parte de "hipocresía subyacente" de los medios y una "fantasía sin relación con la realidad".