"Desde anoche (viernes) que estamos limpiando. El agua nos llegaba hasta las rodillas. Alcanzamos a subir al segundo piso los electrodomésticos, como refrigerador y la lavadora, pero lo muebles están todos mojados", dijo Ursula Páez, vecina de Curanilahue, quien vive a una cuadra del río del mismo nombre que se desbordó producto del temporal.

La mañana permitió observar los daños que dejaron los 88 milímetros de lluvia que cayeron, en promedio, en las últimas 36 horas, en la Región del Biobío.

La imagen de la jornada fue el barro en las casas y calles, las cercas destruidas, y los vecinos junto a los uniformados intentando despejar la zona, con palas y carretillas.

Según el último balance de la Onemi, se registraron 2.852 damnificados, 712 casas dañadas y un fallecido en la región.

Los vecinos relataron que durante la noche del viernes el agua comenzó a amenazar las viviendas, por lo que comenzaron a sacar el barro de las cercanías. Recién en la tarde del sábado, el río y el estero Plegarias tomaron su cauce normal.

"Amanecí sacando barro, que fue lo que más hizo daño. Ahora hay que limpiar con cloro y esperar a que las cosas se deshumedezcan porque el agua igual viene contaminada. Esto pasó igual porque hace años que no canalizan el río, porque si no esto no hubiera pasado", agregó Jorge Rodríguez, vecino del lugar.

En el sector de cerro La Perdiz, un derrumbe dejó a dos familias damnificadas, que tuvieron que ser sacadas del lugar por temor a nuevos desprendimientos de tierra.

En cuanto a la situación en los colegios de la comuna, se determinó suspender las actividades al menos por el día lunes, a fin de garantizar la limpieza completa de los establecimientos. "Aunque sí estará disponible la alimentación por parte de la Junaeb en los colegios afectados", añadió el Seremi de Gobierno, Enrique Inostroza.

Por otro lado, funcionarios del Ministerio de Desarrollo Social comenzaron a levantar las fichas de emergencia para catastrar los hogares afectados por el temporal.