En la radio sonaban las últimas promesas italianas, boy bands prefabricadas y la cumbia sound. En paralelo, Bowie llegaba al Velódromo del Nacional y Soda Stereo daba sus gracias totales en el coliseo central del recinto. Era 1997 y, por su parte, la música local tomaba otro derrotero: en ese año, aparecieron algunos de los álbumes más relevantes de esa década y quizás fue la última etapa donde los grandes discos chilenos se facturaron desde las multinacionales discográficas.
Por lo demás, tales lanzamientos marcaron las cimas creativas y los capítulos estelares de cuatro nombres clásicos del cancionero del país: Chancho en Piedra, Tiro de Gracia, Nicole y Los Tres. Para parte de la crítica y los fans, ni antes ni después consiguieron brillar como en los álbumes que editaron en esa temporada.
"La industria local estaba tirando para arriba, habían muchas bandas y artistas, y conciertos. Eramos muy jóvenes, teníamos 23 años y nos sentíamos como que todo había cambiado", recuerda Felipe Ilabaca, bajista de Chancho en Piedra, que durante ese 1997 sorprendieron con La dieta del lagarto, su segunda entrega, la que consolidó la cruza de rock, funk y chilenismos que perpetuaron como marca de fábrica.
El músico sigue: "Nosotros estábamos totalmente arriba de la ola, desde el primer disco teníamos la sensación de que esto no iba a parar, a no ser que quisiéramos lo contrario". A la cornisa de sello Alerce, el cuarteto sabía perfectamente lo que quería lograr con el sucesor de Peor es mascar lauchas (1995). Musicales de Broadway como Hair y los sonidos derivados del gospel encaminaron el concepto de los 17 temas, además de un juego interactivo que incluía el empaque de la edición física. Ilabaca recalca este impulso: "Estábamos muy empecinados en darle un mensaje a la gente, dentro de un cambio de era".
Tal como si se tratara de aquella época, Juan Sativo se niega a hablar para este artículo de su disco Ser humano!!, evocando al silencio que envolvió a Tiro de Gracia en sus primeros días. "Los cité a la firma. Les había mandado el contrato antes, pero ellos no lo habían leído, así que se los tuve que leer yo, y fue divertido, eran súper tímidos. Teníamos como tradición celebrar en el sello, pero les dije que no lo hiciéramos, porque se iban a cohibir más aún", recalca Carlos Fonseca, el mánager que los descubrió con EMI Chile.
"El juego verdadero fue un real juego de loops. Si te fijas, entre medio de la canción, de repente Juan está rapeando y aparece un quiebre puesto en el medio. Me acuerdo que lo saqué de Beastie Boys", relata Patricio "Adonai" Loaiza, productor del hit más reconocido de Ser humano!!
Con 65 mil copias vendidas en su lanzamiento y alzado como referente para toda una generación de hiphoperos chilenos, Tiro de Gracia se transformó en el precedente más exitoso del rap nacional, con una postura disidente, alzando un movimiento generacional desde la contracultura. Por lo demás, convirtió al hip hop del país en una de las expresiones más reputadas a nivel continental, muy por sobre los embajadores del mismo género en otros mercados.
De acuerdo a una encuesta realizada en 1997 por el suplemento Subte, de La Tercera, Sueños en tránsito fue el mejor álbum chileno de ese año. Nicole reaparecía después del suceso comercial que significó Esperando nada (1994) y su accidentada participación en el Festival de Viña de 1996. En esta etapa, el cambio sonoro fue responsabilidad del productor Andrés Sylleros -fallecido en 2016-, con quien convencieron a Gustavo Cerati para producir el trabajo.
15 mil copias se vendieron de la tercera entrega de Nicole, suficiente para adjudicarse un disco de oro en aquella época. Con un regreso a lo femme fatale, que confundió a críticos y seguidores, la solista también tuvo presencia internacional cuando ganó un MTV Latino por Despiértame. "Este álbum fue un crecimiento muy personal, fue atreverme a hacer más letras, más música y mostrarlo, eso me decía Gustavo, porque yo desechaba mis composiciones y él me retaba: 'no, tienes que mostrarlas, tienes que hacerlas, terminarlas, no puedes desechar una canción sin terminarla'. Es un disco que marcó una etapa muy personal y también para la música nacional. Sigue sonando moderno".
Por su parte, cuando Los Tres presentaron Fome en el entonces Teatro Monumental (hoy Caupolicán), una púber Javiera Mena comentaba a MTV Noticias el cambio eléctrico de los penquistas. El arrastre de la banda liderada por Alvaro Henríquez era superior desde la grabación del Unplugged (1996) en Miami. Fue durante esta producción que conocieron a Joe Blaney, quien antes colaboró con The Clash, Prince y The Ramones.
También conocido por su trabajo con Charly García, Blaney fue testigo de la mayor confluencia creativa en el cuarteto. Una apuesta con letras oscuras y retorcidas (Bolsa de mareo, Olor a gas, Fealdad) y otras flagelantes (Toco fondo, Me arrendé), además de una riqueza de timbres y colores como pocas veces se había escuchado en un álbum nacional (del rock áspero de Antes a la fragilidad acústica de Pancho). Hasta hoy el trabajo está en una suerte de limbo: aunque gran parte de la crítica lo considera la gran obra de los penquistas, está lejos de la popularidad conseguida por La espada y la pared (1995).
Consultado por La Tercera en diciembre por las dos décadas de Fome, Alvaro Henríquez no descartó montar un show de celebración -ya lo hicieron en 2016 con el Unplugged- y comentó: "Es un gran disco y significó mucho para el grupo. Incluso en lugares como México aún me preguntan mucho por él".