Algunos de los miles de turistas que visitan Venecia cada día se detuvieron semanas atrás a mirar una inesperada manifestación sobre el puente de Rialto, el más antiguo y famoso de la ciudad de los canales y góndolas. Allí, alrededor de 500 personas se manifestaban con maletas en mano -de verdad y otras de cartón- tras un lienzo con la palabra #Venexodus para denunciar el éxodo de habitantes de la ciudad italiana.
Este año la famosa urbe contabilizó el menor número de habitantes de su historia moderna: 55.000. En marzo de 2008 había más de 60.000 habitantes. En 1951 esta cifra llegaba a 174.000. Algunos demógrafos predicen que para 2030 casi no habrá residentes viviendo a tiempo completo en la ciudad.
Por eso algunos afiches decían "Venecia es la nueva Pompeya". Algunos temen que el lugar se convierta en una ciudad fantasma. La organización tras la protesta, la comunidad Venessia.com, apunta al turismo como principal causa de la huida de los venecianos.
La ciudad italiana es una de las más visitadas del mundo. Cada año llegan al menos 20 millones de turistas y cada día el número de visitantes supera al de residentes: 60.000. La tensión entre los venecianos y los turistas es latente: "¿Sin venecianos? No me llames Venecia" y "Turistas váyanse" son algunos de los carteles que han ido apareciendo por toda la ciudad.
Según consignó la agencia italiana Ansa, en los embarcaderos donde llegan los famosos "vaporetti" (buses acuáticos) se han producido discusiones e incluso peleas a golpes entre los residentes y turistas. "El turismo es invasivo cada día y obliga a los residentes a irse fuera de la ciudad", aseguró el líder de la organización, Matteo Secchi a La Tercera y explicó que los precios de los arriendos y el costo de la vida es insostenible para los residentes que han optado por "entregar" sus residencias y vivir a las afueras de la ciudad, donde la vida es más barata.
La tecnología también ha jugado un rol especial. En los últimos años, los dueños de casas y departamentos han convertido sus hogares en hoteles, bread & breakfast o simplemente, sus espacios o piezas de sobra se han transformado en una forma de ingreso fijo a través de plataformas como Airbnb.
"Los dueños de los departamentos no nos dan las casas a nosotros. Prefieren arrendarlas a turistas. Ganan tres veces más con arriendos a turistas que a un veneciano. Es un escándalo", comenta Secchi que, sin embargo, aclara: "Adoramos a los turistas". Secchi y otros líderes de la organización se reunieron con las autoridades de la ciudad para abrir una mesa de diálogo para encontrar soluciones, como algún sistema habitacional para los residentes que van quedando o limitar el número de turistas en la ciudad. "Sabemos que no es fácil. Queremos encontrar el balance justo entre turistas y habitantes", dice.
"El enemigo de Venecia no son los turistas, son los venecianos mismos. Son los mismos dueños de las casas los que las convirtieron en tiendas de souvenirs. Una ciudad de mercaderes se convirtió en una ciudad de comerciantes", cuenta Luiguina Romor, desde la ciudad italiana a La Tercera. "Veo como se cierran hospitales, escuelas, cines, panaderías", agrega esta residente de 50 años, que admite sentirse como un "indio cherokee" entre la masa de turistas.
El veneciano Simone Meggiato utiliza Airbnb para obtener ganancias extra y no está de acuerdo con la postura de la comunidad que lidera Matteo Secchi. "La pregunta que nadie hace es, ¿en qué se diferencia Venecia de otras ciudades europeas donde la población está creciendo a pesar de los altos precios de las viviendas?", comenta a este diario desde Venecia.
Según su análisis, la ciudad sí depende demasiado del turismo: un 70% del PIB de la municipalidad viene directa o indirectamente de los ingresos de esta actividad y eso hace que sea difícil encontrar trabajos fuera de ese rubro. "Los trabajos mejores pagados y más calificados son difíciles de encontrar en Venecia y ese es el verdadero problema para hacerle frente al costo de vida. Es más fácil encontrar un trabajo interesante fuera, el sistema de transporte es lento y hace que sea un dolor de cabeza viajar cada día", cuenta.