La situación de los medios de comunicación ha cambiado fuertemente durante la última década en Venezuela. La mayor evidencia de esto han sido los canales de televisión. El oficialismo maneja prácticamente todas las señales, que llevan una semana transmitiendo sin interrupción las exequias fúnebres del "presidente comandante", aparte de documentales y apariciones del propio Hugo Chávez para elevar aún más su mito. En el otro extremo, Globovisión, el único canal abiertamente crítico al gobierno, durante los últimos días ha evitado emitir la larga peregri- nación chavista.
Pero Globovisión o al menos su actual línea editorial, podría tener los días contados. Su mayor accionista se declaró "acosado por el Estado" y anunció que venderá el canal tras las elecciones del 14 de abril, en las que Nicolás Maduro es el gran favorito frente al líder opositor, Henrique Capriles.
Globovisión, de señal abierta en las ciudades de Caracas y Valencia, pero que emite por cable al resto del país, es el único canal que no acude a algún vocero del gobierno y también es el único que transmite de manera íntegra las actividades de la oposición.
"Hay una oferta de compra formal y una intención obligada de venta", afirmó el vicepresidente del canal, Carlos Zuloaga. A través de una carta, este ejecutivo dijo que en 2012 hicieron todo lo posible "para lograr que la oposición ganara las elecciones de octubre. En Globovisión lo hicimos extraordinariamente bien y casi lo logramos, pero la oposición perdió. Eso nos puso en una situación muy precaria como canal y empresa".
El canal explicó que "circunstancias de acoso político, legal y económico hicieron inviable a Globovisión y forzaron esta venta para intentar revertirlo". El 80% del canal está en manos de dos familias, una de ellas la Zuloaga, y es la parte que está siendo vendida. El otro 20% fue confiscado por Chávez hace tres años. Zuloaga confirmó que hay una "intención obligada de vender" al empresario de seguros Juan Domingo Cordero. Según la prensa venezolana, "no hay dudas de que Cordero goza de la confianza de los bolivarianos". Otros medios sostienen que este empresario "sería un allegado al chavismo". Cordero fue presidente de la Bolsa de Valores entre 1989 y 1993 y fue parte de la quiebra del Banco de Barinas en 1994, hecho que lo obligó a irse del país. Volvió en 1999, el mismo año en que Chávez llegó al poder, después de que fue absuelta una causa en su contra.
Según el analista político venezolano Boris Muñoz, "Globovisión era la única ventana masiva que le quedaba a la oposición. Tendrá un tremendo impacto en la economía política de los medios y en la dinámica social venezolana". A su vez, el columnista del diario El Universal, Adolfo Salgueiro, señaló: "El precio de la venta tendrá que ser la suavización de la línea editorial".
Para el analista Luis Vicente León, "Globovisión tiene graves problemas financieros, pues a los anunciantes les cuesta publicitar en un medio visto como un enemigo del gobierno" y esta "es la única vía de capitalizar algo antes del desastre".