Los trabajadores de Opel, un grupo de políticos alemanes y los clientes de la canadiense Magna expresaron sus preocupaciones respecto a si la decisión de General Motors de vender una mayoría de Opel a Magna y al banco ruso Sberbank será un acuerdo favorable para todos.
Todavía no se han definido detalles del plan, como el cierre de plantas y la participación del Gobierno alemán, aunque se espera que se discutan antes del cierre del acuerdo, estimado para fines de noviembre.
GM acordó esta semana vender un 55% de su brazo europeo al consorcio de Magna y Sberbank, tras meses de negociaciones que mantuvieron en vilo a Opel y sus 50.000 empleados.
Dos fuentes comentaron a Reuters que aún se tiene que resolver cómo se realizará la ayuda del Gobierno alemán a Opel, aunque eso no amenazaría el cierre de la operación.
Alemania prometió 4.500 millones de euros (US$6.600 millones) en garantías estatales, a las que también contribuirían otros gobiernos europeos.
Toda ayuda debe ser primero autorizada por la Unión Europea. Opel tiene cuatro plantas en Alemania, dos en Gran Bretaña bajo la marca Vauxhall y grandes instalaciones en Bélgica, Polonia y España.
Hasta el viernes no se sabía cuántas fábricas serán cerradas como parte de una reestructuración de la automotriz que busca volverla a ser rentable en el 2011.
Harald Lieske, líder sindical de una planta alemana de Opel, dijo a Reuters que los dirigentes laborales pretendían empezar a dialogar con los nuevos dueños la semana próxima.
Magna ha dicho que podría cerrar una fábrica en Bélgica y otra en Reino Unido si no logra nuevos contratos que puedan cubrir esa capacidad.
REACCIONES DE POLITICOS Y CLIENTES
A dos semanas de las elecciones germanas, varios políticos han manifestado sus reparos al acuerdo. Guido Westerwelle, que pertenece a un partido que podría formar una coalición con el de la canciller Angela Merkel para los comicios, dijo que esperaba que muchos detalles del acuerdo no salgan a la luz hasta después de la votación del 27 de septiembre.
"Esto se trataba principalmente de darle un éxito mediático al Gobierno poco antes de las elecciones", dijo al canal de televisión ZDF. "Se eliminarán empleos en Alemania y en Europa.
Esto no es caminar por el parque, es una empresa enferma", dijo el premier del estado de Hesse, Roland Koch.
También se teme que los clientes de Magna, como Toyota, Ford y BMW, no estén contentos con que su proveedor se haya vinculado directamente con un rival.
Volkswagen ya expresó su preocupación sobre el eventual conflicto de interés.