Tempranamente la televisión ya es parte de la vida de los niños. En Chile los bebés entre los siete y 18 meses pasan casi dos horas al día frente a la pantalla del televisor, tiempo que al cumplir los cinco años aumenta a cuatro horas, según indica un estudio del Consejo Nacional de Televisión de 2007.

Pero esa entretención puede ser un obstáculo entre la comunicación de padres e hijos, que incluso puede interferir en la adquisición del lenguaje infantil. Así lo muestra un estudio de la U. de Washington y el Instituto de Investigación Infantil de Seattle, en EE.UU, publicado en la revista Archives of Pediatrics & Adolescent Medicine. Los expertos comprobaron que por cada hora que los padres miraban TV junto a sus hijos, la cantidad de palabras que los menores oían de sus progenitores caía 82%, limitando la conversación entre ellos.

Los investigadores estudiaron a 329 niños desde dos meses de edad hasta los cuatro años y a todos ellos les colocaron dispositivos digitales para escuchar y grabar todo lo que decían y escuchaban en días aleatorios, por períodos de 12 a 16 horas y durante dos años. Posteriormente esas grabaciones fueron analizadas por un programa de reconocimiento de voz que clasificó los sonidos y contó las palabras de adultos, además de las vocalizaciones de los niños y las interacciones entre ambos.

DISMINUCIÓN DE DIÁLOGO
El análisis mostró que por cada hora de exposición a la televisión se producía una disminución de 770 palabras que oía el niño de un adulto durante una sesión de grabación. Esto, además, se asoció a un menor número y longitud de las vocalizaciones por parte de los niños y de menos conversaciones entre niños y adultos.

"Los adultos típicamente usan 941 palabras por hora. Nuestro estudio muestra que esas palabras se reducen dramáticamente cuando ven televisión con niños", sostiene Dimitri A. Christakis, director del Instituto de Investigación Infantil de Seattle, y docente de la U. de Wahington, y líder de la investigación.

Esa reducción, dice Christakis, se debe probablemente a que los niños son dejados solos frente al televisor.

Aunque también puede reflejar situaciones en que los adultos, aunque presentes, estaban distraídos por la televisión y no interactuaban con los niños de una manera perceptible".

La exposición a la televisión durante la infancia ya se había asociado a retrasos en el lenguaje y problemas de atención en los niños, dice Christakis, pero hasta ahora no estaba muy claro el por qué. Para Yuri Dragnic, neurólogo infantil del Hospital Clínico de la U. de Chile, esto confirma que es la interacción con otro ser humano lo que representa un real estímulo para los niños. Los datos, dice Dragnic, rompen con la creencia de que colocar a los niños frente a la televisión es un estímulo eficiente.

"En los primeros dos años de vida se forma la estructura sicológica básica de un niño, y para que se conforme dentro de un desarrollo integral, es necesario que el niño viva experiencias reales y concretas, y con vínculo con el mundo real que sea la base de esa relación", aclara el experto. Por ello, dice, se debe restringir la TV a menores dos años, y a los que tienen sobre tres, manejar con cautela su uso.