Un vestido de novia hecho a base de cáscaras de cebolla, diseñado por alumnos de gastronomía mexicana, fue el centro de atención de un desfile en el que incluso la modelo fue pedida en matrimonio ante los más de 500 asistentes.
La peculiar y original pieza formó parte de la séptima edición de la pasarela gastronómica de la Universidad Claustro de Sor Juana, en Ciudad de México.
Un total de 50 vestidos y trajes adornados con ingredientes de origen precolombino como café, chocolate, maíz, pepitas y chile, así como otros productos naturales entre caramelos y frutos exóticos o tropicales, mostraron los talentos de los estudiantes del primer cuatrimestre de la carrera de gastronomía.
El "sazón" del desfile-concurso lo aportaron los accesorios como joyería, sombreros y zapatillas con agradables aromas, formas, texturas y variados colores, elaborados con variadas semillas o frutas.
"El objetivo principal de esta actividad es demostrar que los estudiantes tenemos creatividad no solamente dentro de la cocina sino también en el gusto por el diseño", dijo Sandra Ávila, quien diseñó "Paraíso", un vestido de hojas de maíz y pintado de colores rosa y azul pastel e inspirado en la canción titulada de la misma manera de la banda británica Coldplay.
Otros vestidos hicieron referencia a canciones como "Born this way", de la cantante estadounidense Lady Gaga, y "Ojalá que llueva café" del grupo mexicano Café Tacvba, entre otras.
La estudiante Lourdes López se dejó seducir por el compositor ruso Piotr Ilich Tchaikovsky (1840-1893) con su reconocida obra "El lago de los cisnes", y creó su vestido "Cisne negro".
Dos semanas tuvo para diseñar y crear un tutú corto de chiles secos, combinado con charales (pescaditos deshidratados) y un encaje de azúcar junto con unas puntas (zapatillas de ballet) con semillas de café.
Su modelo, Miriam, además de formar parte del trabajo de elaboración, mostró un maquillaje cargado de negro con incrustaciones de semillas de sandía y portó una tiara de cáscaras de aguacate y plumas naturales.
Estudiantes de otras carreras de esa universidad privada, maestros y directivos de la misma, así como familiares de los participantes, admiraron el desfile y brindaron con agua natural de frutas la próxima unión matrimonial anunciada.
En la pasarela por la que caminaron las modelos, de unos siete metros de largo, se mostraron además las cualidades de las estudiantes, que lograron desfilar como si fueran profesionales de alta costura.
Los responsables de esta universidad explicaron que la pasarela gastronómica, única en México y que nació como un complemento de un concurso de comida, se realiza desde hace siete años y "ha tenido una gran aceptación entre el público externo".
Los alumnos participaron a manera de concurso premiando los tres mejores diseños en Categoría General y un primer lugar en Categoría Especial, los cuales fueron evaluados por diseñadores de modas, chefs reconocidos y expertos en materia histórica.
Se tomaron en cuenta la proporción de alimentos en la composición de los diseños, las técnicas utilizadas y la creatividad.