Con tarjeta de crédito y una pantalla, en lugar de billetes y un probador. Así se perfila la compradora de ropa en línea. Un fenómeno que cada día tiene más adeptas y que, poco a poco, está ocupando mayor espacio en el ropero de las chilenas. Según un estudio realizado por Collect GfK el año 2008, el 22% de las mujeres prefiere comprar por teléfono o internet en vez de ir a una tienda. No les gustan los modelos masivos, aprovechan las ofertas y se ahorran las colas infernales para entrar a un probador y pagar.

María Fernanda Pérez es diseñadora de vestuario y hace siete años comenzó a comprar ropa a través de internet. Por su trabajo, debe estar al tanto de las nuevas tendencias de la moda, y la web se convirtió para ella en una herramienta fundamental. "La verdad es que, por la pega, siempre vitrineo por este medio. De repente encuentro algo lindo que aquí en Santiago no está, y lo compro para mis clientas", dice.

Movida por esta nueva costumbre, decidió hace hacerlo para ella. Hoy, casi el 10% de su clóset está formado por prendas que adquirió a través de diferentes sitios de internet; y hasta creó su propia tienda virtual: BlackBleach. Fanática de los zapatos, ideó esta empresa con una amiga. Juntas, encargan calzado a Estados Unidos y lo venden acá.

Para Fernanda, la principal motivación para la compra virtual de ropa es la exclusividad. Poder descubrir diseños novedosos, que no se encuentran en nuestro país y a precios razonables.

A Daniela Picasso le pasa algo parecido. Es publicista y hace cinco años decidió nutrir su clóset sin salir de la casa. Desde entonces no ha parado y todos los zapatos, carteras y chaquetas que tiene viajan miles de kilómetros antes de llegar a su cajón. "Empecé porque estaba buscando sitios de marcas estadounidenses que me gustaban y me di cuenta de que podía comprar ahí mismo. Prefiero vitrinear, pero las tiendas que me gustan no están acá y como existe esta posibilidad, la tomo", comenta.

Para el sociólogo de la Universidad Católica Rodrigo Salcedo, el perfil de quienes compran vestuario por la web son mujeres de estrato social alto. "Trabajan en el mundo profesional y son, en parte, responsables de una familia. Este tendecia tiene que ver con la imagen personal que distintas personas tratan de proyectar. Hacerlo significa ser moderno, estar en la vanguardia de los cambios que ocurren en la sociedad. Es como tener un iPhone o estar inscrito en Facebook", comenta. Según él, una de las principales razones por las que las mujeres compran a través de un computador, es por la ventaja de ahorrarse el tiempo en vitrinear y destinarlo a sus labores familiares y profesionales.

Sin embargo, meterse en el mundillo de las cibercompras causa, al principio, un poco de temor. Por eso, la productora de modas Mónica Pavissich partió de a poco. "Empecé comprando accesorios, por el miedo de no poder probarme la ropa. Después continué con los zapatos. Fue un riesgo, pero como me resultó, seguí. Al final, terminé comprando poleras y chaquetas, pero nunca pantalones porque creo que es lo más difícil", dice.

Como Mónica, también otras mujeres que se ponen freno. Hay quienes aún necesitan tocar, mirar y probar antes de comprarse algo. La diseñadora Sarika Rodrik es una de ellas. "Las mujeres que hacen esto por internet deben estar arrepentidas. En moda eso no existe. Puede servir para ver si te gusta algo, sólo para eso. Yo no compraría ni un alfiler por la web", dice.

DESDE LA VITRINA
Patricia Leiva es de las que prefiere ahorrarse el viajecito a la tienda, las filas eternas para probarse algo o el tumulto del mall un fin de semana. Esta diseñadora gráfica, creadora del sitio para "minas" Zancada.com, cree que la comodidad de escoger la prenda desde el computador es genial. "Me gusta mirar las vitrinas, pero no tengo tiempo. Hacerlo por internet es una gran ventaja, porque no tengo que ir y volver. Además, tengo mucho más ordenada la oferta de los productos", señala. Para ella, el trámite de sacarse y ponerse la ropa mil veces (algo que "no soporta"), quedó atrás. Desde hace 10 años conoció el mundo de la compra virtual y de ahí no se ha movido."Nunca he tenido malas experiencias. No me da susto que no me lleguen las cosas, sólo ansiedad de que aparezcan luego frente a mi puerta", agrega.

Sin duda, parte importante del incremento de las cibercompradoras tiene que ver con la conectividad de las mujeres y la pérdida del temor a ser estafadas. Según el estudio realizado por Collect GfK el año pasado, las mujeres que realizaban actividades transaccionales el año 2006 eran muy pocas. En cambio, en 2008, un 14% realizó compras en sitios chilenos, un 15% hizo reservas de hoteles o pasajes, y 2 de cada 10 realizaron trámites bancarios y pagaron servicios a través de una pantalla.

Esto tiene que ver, en parte, con que Chile tiene una de las mayores tasas de conectividad en el continente. Según el informe Rompiendo los Pronósticos, realizado por AméricaEconomía Intelligence –un sitio mexicano de negocios–, el país representa el 11% de los e-consumidores de América Latina y el Caribe, el porcentaje más alto después de Brasil (36,5%).

El sociólogo y periodista de la Universidad Diego Portales, Arturo Arriagada, se hace eco de estas cifras y asegura que el fenómeno del aumento de este tipo de transaccioes responde al incremento de la conexión digital y a la pérdida del temor para adquirir productos sin que medie un contacto directo con el vendedor.

EL CLIC
El mundo online ofrece diferentes opciones para hacer de ésta una actividad tan simple como cualquier otra transacción. Diferentes entidades financieras prestan servicios de seguridad a sus clientes y protegen sus datos (como el número de la cuenta corriente y de tarjeta de crédito). Así reducen el nivel de suspicacia ante potenciales problemas de mal uso. A esto se suma la existencia de sitios como PayPal, que permite a los consumidores que tienen correo electrónico enviar dinero a cualquier tienda sin que se sepa el número de tarjeta de quien está efectuando la compra. Actúan como intermediarios, siendo ellos los encargados de hacer la transacción entre el comprador y el vendedor.

Pero para quienes no son tan diestras o aún tienen sus reparos respecto de esta tendencia, existen alternativas. Gdosgadgets.com es un sitio a cargo de Andrés Goñi, que busca aconsejar a las compradoras en su vitrineo online. Casi como un amigo, Goñi y su socio –quien vive en Estados Unidos hace más de 10 años– proponen las mejores alternativas según el gusto de las clientas. Luego, son ellos los que hacen la compra. "La idea fue generar un método útil para las mujeres busquillas, esas que siempre quieren tener lo que nadie tiene en Chile o lo que todavía no llega. Hay quienes tampoco tienen experiencia y no saben cómo ni dónde comprar. A través de nuestra página, pueden encontrar a alguien que busca, asesora y adquiere los productos en Estados Unidos y se los envía de manera rápida y barata.

Buscamos la mejor alternativa y en una semana tenemos el producto en Santiago", explica. Ellos envían la cotización de lo que su cliente busca. Si lo aprueban, pagan a través de PayPal o la tarjeta de crédito, y la empresa envía el pedido a su casa. Fácil y seguro.

Así lo cree Paula Edwards, productora de modas y encargada de marketing de TAIS. Ella utiliza este sistema desde hace algún tiempo y gracias a él su número de tarjeta de crédito no queda expuesto en el ciberespacio, sino que le paga a Goñi directamente en dólares o hace un depósito en su cuenta. Paula es una de las pioneras del vitrineo virtual. Desde hace 15 años, mientras la mayoría ni siquiera sabía de computadores o internet, ya estaba encargando ropa outdoor de la marca Eddie Bower a Estados Unidos. "Empecé porque teníamos una casa en Nueva York y cuando compraba algo, pedía que me lo llevaran a esa dirección. Así, cuando alguien viajaba a Chile me lo traía. Pero después de un tiempo comenzó a ser un cacho para mis conocidos, así es que decidí encargar desde Chile directamente", dice.

Fanática de la moda, confiesa que pasó por una época en la que adquiría sólo cosméticos de marcas que aún no llegaban al país. Ahora lo hace con casi todo.

Lo mismo opina la diseñadora María Fernanda Pérez, quien agrega que "además, la ropa de afuera llega a Chile una temporada más tarde; en cambio, por internet puedo comprarla al tiro". Ella ha encargado casi de todo: libros de moda, moldes para ropa, polleras, cinturones, anillos y pulseras. Y también tiene su prenda favorita: "Lo mejor que he comprado por internet, son los zapatos. ¿El mejor descubrimiento? Un par de botines negros con flecos que me compré hace poquito", termina por confesar.

Claudia Ciudad (27) es otra asidua compradora de ropa por vía virtual. Un tercio de su clóset está ocupado por artículos que encontró en internet y asegura que la mayoría son prendas vanguardistas que no están acá. Claudia es diseñadora y dentro de sus sitios favoritos están Forever21, Asos, Urbanoutfitters y Agent Provocateur. En esta última, se adueñó de su prenda favorita: un conjunto de lencería de satín, color cereza. "Incluso, después de un tiempo, apareció en la serie de cable Gossip Girl", dice con orgullo.

Y aunque el ciberespacio se instaló como una nueva forma de vitrineo, el gustito de salir una tarde al mall o el de una caminata por Providencia con una amiga, sigue siendo una distracción que las mujeres valoran. "La sociabilidad online no reemplazará a la sociabilidad tradicional, sino que, simplemente, la complementará. Así como uno va al hipermercado para algunas compras y al supermercado de barrio para otras, lo más probable es que los consumidores determinarán para qué es eficiente la compra online y qué tipo de compra va a requerir la presencia física", señala el sociólogo Rodrigo Salcedo. María Fernanda Pérez lo sabe bien: "Me encanta vitrinear, pero cuando quieres comprar algo que no venden aquí y que más encima está disponible las 24 horas del día, internet le gana a la forma tradicional de comprar ropa. Por otro lado, no hay nada mejor que ir a Topshop y probarse todas las chaquetas. En ese sentido, vitrinear en vivo gana", comenta la diseñadora.