Red Bull consiguió el 1-2 en Malasia, pero eso no importó mucho. Sebastian Vettel ganó la carrera, pero no todos en la escudería estaban felices. La tensión era palpable en el podio de la segunda fecha de la temporada 2013 de la Fórmula Uno. Y todo por una decisión unilateral.

Hasta la vuelta 45, el australiano Mark Webber dominaba la carrera, con Vettel como escolta. Pero el tricampeón no quiso quedar bajo el alero de su compañero y lo adelantó arriesgadamente.

En la recta principal, el alemán se metió por la zona interna de la curva, casi chocando con Webber. En un largo trayecto, ambos iban cabeza a cabeza, hasta que Vettel sobrepasó definitivamente al australiano, lo que desató el enojo del equipo.

En caliente, Webber le mostró el dedo medio de la mano a Vettel y los técnicos criticaron la maniobra del germano. "Muchachos, fue tonto y arriesgado", comentaron por radio a los pilotos.

En frío, las caras largas de ambos demostraron que el reto posterior fue duro por una jugada fuera de libreto. "Después de la última parada en boxes, el equipo me dijo que la carrera había terminado, que mantuviéramos posiciones y arriesgáramos lo menos posible. Vettel tomó sus propias decisiones y no hizo caso a las órdenes de equipo, pero no pasará nada porque está protegido. Siempre sucede lo mismo", exclamó un furioso Webber.

El jefe técnico de la casa austríaca, Christian Horner, también favoreció al oceánico: "Sebastian decidió no hacer caso a las instrucciones. Lo sucedido hoy no debería haber pasado y es algo que se tratará dentro del seno del equipo".

¿Y Vettel? "Me equivoqué. Me gustaría tener una buena excusa sobre mi comportamiento, pero no la tengo. Entiendo el enfado de Mark y del equipo por lo que hice. Debo una explicación a toda la escudería", comentó el piloto.

El capítulo trajo a la memoria una serie de peleas entre coequipos e hizo recordar la pugna que ambos tuvieron en Turquía, en 2010, cuando un toque entre ambos dejó fuera de carrera al alemán.

Las órdenes de Mercedes

Un poco más decente, pero igual de tensa, fue la carrera para la escudería Mercedes. Con el tercer puesto asegurado, Lewis Hamilton era acechado por Nico Rosberg y el alemán pidió por radio la autorización para adelantar: "Vengo más rápido, déjenme pasar", exclamó el piloto.

Pero la orden fue tajante: "Lewis viene con mejor ritmo, aguanta". Rosberg fue buen escolta del británico, quien finalmente se subió al podio sin esconder su incomodidad por el momento.

Aquí hubo más caballerosidad entre ambos. "Si soy sincero, creo que debería ser Nico el que estuviera subido al podio. Corrió mejor que yo, iba más rápido", dijo Hamilton, mientras que Rosberg se resignó a la medida: "Respeto la decisión tomada por la escudería, es trabajo en equipo".

Entre tanta polémica, un hecho insólito para Hamilton. En pits, el británico entró a los boxes de McLaren, equipo al que defendió el año pasado.

Por estos episodios de órdenes de equipos y pilotos heridos en su orgullo quedará en un plano secundario que Fernando Alonso, que arrancó tercero, tuvo un topón con Vettel y la dañada trompa de su Ferrari no aguantó un giro, dejando fuera de competencia al español. Felipe Massa, su coequipo, dio pelea, pero terminó en un intrascendente quinto puesto. En tanto, Kimi Räikkönen, ganador en Australia, apenas finalizó séptimo, detrás de su compañero en Lotus, Romain Grosjean.