Fue la única condición y lo primero que pusieron sobre la mesa: "Esto lo hacemos, pero apenas empiece el agobio, paramos". Gabriel "Vicentico" Fernández Capello (45) admite que eso era lo que necesitaba para volver con Los Fabulosos Cadillacs, con sus "amigos de siempre", con la reformada tropa de carnaval y contenido que aterriza el próximo lunes en Coquimbo, en la primera de tres fechas que cierran en Santiago el 11 de octubre (en el Club Hípico, junto a Los Tres y Chico Trujillo).
Aunque nunca hubo anuncio oficial de separación, el combo argentino terminó en 2002 con 17 años ininterrumpidos de carrera. Nadie lo reconoció abiertamente en aquella época, pero es el cantante el que lo acredita al teléfono desde Buenos Aires y a días de embarcarse con rumbo a Chile. "Pasó que no teníamos de dónde más sacar energías", explica. "Estábamos arriba de esta máquina que era 'Cadillacs' y ni siquiera veíamos cuándo íbamos a parar para descansar y reencantarnos con lo que hacíamos. Nos reventamos, la verdad".
Hubo cansancio y tiempo para aventuras solistas -el mismo Vicentico publicó tres discos en solitario de 2002 a 2006-, pero nunca rencor de por medio. "Nunca tuvimos bronca entre nosotros, nunca dejamos de vernos para los cumpleaños de los 'pibes' o lo que fuera, hasta que llegó el momento en que queríamos volver y eso es lo que hicimos".
A 10 meses de haber iniciado en México la gira del regreso -Satánico pop tour-, Cadillacs retorna consciente de la huella generacional que dejó su repertorio más político de los años 90, con canciones como Matador y Mal bicho. "Es cierto que todavía hay algo muy latente con esas letras", dice, "lo noto en los conciertos de ahora, pero hoy me tienta pensar en que nuestra música puede apelar a algo más profundo. A la comunión por el festejo y la música".
Los pasos de los "Cadillacs" por Chile también están latentes en la memoria de Vicentico: "Recuerdo que la gente metía más ruido que nosotros en los recitales", dice en alusión a una recordada presentación en el Teatro Caupolicán en octubre de 1995 y ante unas 4.500 personas. "Por eso espero que ahora Chile vuelva a arder. Nosotros vamos con esa idea".