Daban la una de la tarde en la ciudad de Nashville, Estados Unidos. El argentino Vicentico daba los últimos toques a una nueva versión de la canción Solo un momento. Afuera, un motor se calma y la máquina echa el freno de mano. "Estacionó su bus en la puerta del estudio. Mucho olor a porro. Se abre y baja Willie Nelson, con su guitarra, con sus 81 años, las trenzas, sus ojos clarísimos. Fue perfecto", recuerda el cantante.
Vicentico se presenta este viernes en Movistar Arena (entradas vía Puntoticket) y la próxima semana ya aparece Ultimo acto, un nuevo disco solista del cantante de los Fabulosos Cadillacs. "Un disco raro", dice él, sentado en un hotel capitalino, mirándose las botas. Porque nació como un recopilatorio requerido por su sello y terminó con cuatro canciones nuevas, y todas las anteriores reimaginadas y grabadas nuevamente.
De ahí, el pasaje a Nashville y las horas de estudio con Willie Nelson para grabar la remozada versión de Solo un momento que incluye el nuevo título, además de más paradas para registrar imágenes que también fueron capturadas en Chile. "Sentí que podía llevarlo adelante con total alegría y sin sufrir. Esto tenía su chiste. Podía viajar y a mí me gusta viajar".
¿Hay un hilo conductor que explique la forma en que llevó adelante estas nuevas versiones?
El único hilo conductor es que soy la persona que hizo las canciones o que las canta. Con eso basta. Hay algo medio tonto además: los músicos tenemos una clase de retardo en la cabeza. No hay ninguna necesidad en grabar de nuevo una canción, pero uno la graba igual. Es un placer egoísta, no sé si a alguien más le importe que en vez de una guitarra haya un lap steel.
¿Es deliberado el título? ¿Qué tiene de "último"?
No es casual. Es que es el último acto. Probablemente, puede ser que después de este disco no vuelva yo nunca a grabar. O que muera. No digo esto con liviandad. No es tampoco una pesadez fea. Me gusta que las peleas que uno da sean como la última que das sobre la tierra. Y me gusta jugar con un poco de suciedad y mentira, también. Este es, seguro, el último disco que voy a hacer de determinado modo. Tengo modos de trabajar que pueden durar unos cuatro o cinco años. Acá se termina un camino. No se conoce qué vendrá ni nada, pero empieza otra cosa.
Mañana canta en Movistar Arena, ante el público más grande que haya convocado en Chile: un arena completo y no con el escenario en la mitad, como en 2013. ¿Se debe al "modo" en que se ha centrado en esta última etapa?
Puedo hablar un montón sobre que vendí tantos discos, o que toqué allá o acá. Pasa que hace montón que toco, 30 años, dando vueltas por todos lados. Puedo terminar de tocar acá para la mayor cantidad de gente en este país, y después para un lugar ínfimo en Estados Unidos. Que alguien como yo haya llegado a este punto es sorprendente. En todo sentido. Cuando tenía 17 o 18 años, no tenía muchas esperanzas de mí, de que podía lograr algo.
Vuelve a Viña en 2015. ¿Qué atractivo tiene, entonces, en la perspectiva de esa carrera?
Es un micromundo muy entretenido. Es lindo de ver, más allá de participar como artista. Aunque a mí la situación de hacer música me concentra en una burbuja y puedo hacer lo que sea, y desde luego que me gustaría sostenerla.
Morrissey pidió que no lo interrumpieran.
Bueno, entiendo a Morrissey, pero él tiene un modo así. A mí me daría vergüenza decirle "no" a la otra persona. A lo mejor me gustaría, pero soy tímido.
En 2015 se cumplen 30 años de Los Fabulosos Cadillacs. ¿Cómo celebrarán?
Hace tres minutos chateaba con (Sergio) Rotman (trompetista) y con un par más, de cualquier otra cosa. Pasa es que no estamos activos como normalmente lo hace un grupo musical, sólo como grupo de gente. Por ahora no tenemos nada que pueda adelantar, específico. Yo no me acuerdo, realmente, cuándo fue el primer concierto. Pero bueno: si hay que hacer una fiesta la haremos encantados de la vida.
Partieron cuando Soda Stereo estaba en su clímax de popularidad. Tras la partida de Cerati, ¿ha reflexionado sobre esa relación?
No, no, no. No vamos a reflexionar sobre algo tan triste. No tiene mucho sentido. Cuando esto estaba en plena ebullición, no sé si les daba mucho oído. Lo que sí: su carrera solista me empezó a interesar más y últimamente me interesaba muchísimo. Era un talento en todo sentido, pero también para la fineza, las capas, un trabajo sonoro increíble. Me gusta mucho escucharlo.