No hubo perdón, reconocimiento de abuso ni indemnización. Es por ello que a través de un comunicado, las víctimas del sacerdote Fernando Karadima, dieron por terminada la etapa de conciliación con el Arzobispado de Santiago, en el marco de la demanda civil presentada contra el ente eclesiástico.
El documento, firmado por Juan Carlos Cruz, James Hamilton y José Andrés Murillo, da cuenta que "las conversaciones que se iniciaran en el mes de marzo han cesado", pues, "no se pudo llegar a establecer junto a ellos, los tres hitos fundamentales de nuestra demanda".
Estos son, "que el Arzobispo como responsable actual de la arquidiócesis de Santiago reconozca la responsabilidad negligente en los abusos que se causaron durante más de 30 años daños en nosotros y otras personas; que por este motivo el Arzobispado pida explícitamente perdón; y que este daño sea indemnizado materialmente según la gravedad del mismo".
De acuerdo al documento, la demanda civil contra el Arzobispado de Santiago fue fundamentada "por su complicidad, negligencia y desconocimiento deliberado en el caso de abuso del sacerdote Karadima".
CRÍTICAS A EZZATI Y ERRÁZURIZ
Tras rechazar categóricamente el acuerdo, las víctimas del sacerdote criticaron duramente al actual arzobispo de Santiago, Ricardo Ezzati, y su antecesor Francisco Javier Errázuriz.
Esto, porque según los demandantes, tanto ellos, como otros colaboradores eclesiásticos "interpretaron esta etapa de posible acuerdo como una oportunidad para reescribir la historia y limpiar, en lugar de su conciencia, su imagen".
Cruz, Hamilton y Murillo, destacaron que la Iglesia, como institución universal, "ha dado un significativo giro cuando el Papa Francisco pidió perdón por la complicidad, encubrimiento y omisiones de la Iglesia, encarnada en Obispos y Cardenales, en casos de abuso sexual".
Además aseguraron que sus palabras, al contrario de las de la jerarquía chilena, no son ambiguas.
Con ello, los denunciantes manifestaron que continúan abiertos "a un diálogo respetuoso de la verdad, pero no a uno mezquino que, en beneficio de la imagen propia, es capaz de tergiversar la historia y manipular a las personas".