En las portadas de los principales diarios de Brasil que se podían leer a primera hora del día en el centro de la capital, todos coincidían en calificar la jornada electoral de ayer como "una de las elecciones más turbulentas y emocionantes del período democrático" y "la disputa presidencial más cerrada desde la elección de 1989". Sin embargo, los últimos sondeos que presagiaban una definición fotográfica por el segundo lugar fallaron. Si bien la mandataria Dilma Rousseff ratificó su favoritismo, al obtener el 41,58% de los votos, su victoria fue más estrecha de lo que mostraban las encuestas, que le daban entre 44% y 46%. En cambio, el candidato del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), Aécio Neves, quien recién el sábado apareció dos o tres puntos porcentuales sobre la abanderada del Partido Socialista Brasileño (PSB), Marina Silva, logró acceder al balotaje del próximo 26 de octubre al conseguir un sorpresivo 33,57% de las preferencias, al menos siete puntos más de lo que se preveía. Así, la líder ecologista y otrora revelación de la campaña quedó fuera de competencia, al alcanzar solo el 21,32% de los sufragios, escrutado el 99,91% del padrón, informó el Tribunal Superior Electoral (TSE).

Mientras en Brasilia a las 18.00, una hora después del cierre de las urnas, ya se podían escuchar los primeros petardos de festejos, Silva se convirtió recién pasadas las 21.00 en la primera candidata en dar declaraciones tras los comicios. Lo hizo desde Sao Paulo, ciudad a la que llegó después de votar en Rio Branco, capital del estado amazónico de Acre. Junto con "agradecer a Dios por haber llegado hasta aquí", destacó que "estaremos dialogando entre nosotros, en la coalición, sobre la segunda vuelta". "Pero sabemos que Brasil marcó, desde 2010, que claramente no está de acuerdo con lo que hay allí", aseguró, haciendo un gesto a Neves.

Por su parte, Neves, quien por la mañana había votado en una escuela de Belo Horizonte, retornó luego a Sao Paulo para esperar los resultados. "Me siento victorioso", dijo el candidato del PSDB, quien, en un gesto a Silva, rindió homenaje a Eduardo Campos, su fallecido compañero de fórmula. "Es hora de unir nuestras fuerzas. Mi candidatura no es más la candidatura de un partido político, o de un conjunto de alianzas. Es un sentimiento más puro, de todos los brasileños que aún tienen la capacidad de indignarse", destacó. "Como dice mi abuelo (el ex presidente Tancredo Neves): 'No nos vamos a dispersar, estamos apenas en la mitad del camino'. Vamos a probar que es posible", agregó. Su candidato a vicepresidente, Aloysio Nunes Ferreira, dijo que el PSB y Silva serán "interlocutores obligatorios" en las articulaciones para el balotaje.

Rousseff fue la última en hablar. Según Folha de Sao Paulo, sus coordinadores de campaña le aconsejaron hacerlo solo después de Silva, "para aguardar el tono que la adversaria del PSB usaría en su discurso". "Me siento como si de ellos (los electores) hubiese recibido un mensaje. Un recado simple de que debo seguir al frente", dijo anoche Dilma en Brasilia, ya de retorno de Porto Alegre, ciudad a la que viajó a votar. "Sin el presidente Lula, yo no habría llegado hasta donde llegué", admitió la mandataria. "La lucha continúa", arengó a sus adherentes.

Cuando aún no se definía el nombre del acompañante de Rousseff en segunda vuelta, ya comenzaba la lucha entre el PT y el PSDB por captar los votos de Silva, ante el escenario abierto que ahora supone el balotaje. Y en esta misión, apuntó el diario Folha de Sao Paulo, el rol de los ex presidentes Fernando Henrique Cardoso (PSDB) y Luiz Inácio Lula da Silva (PT) será clave. Después de votar en Sao Paulo, Cardoso reiteró que quiere contar con el apoyo de Marina. "El adversario principal en este momento es el PT. Esta es la hora de dar un giro en Brasil", afirmó. El ex mandatario, incluso, no descartó pedirle personalmente su respaldo. "Marina tiene que venir a nuestro lado", agregó.

"Nosotros siempre hicimos alianza con el PSB, tenemos alianzas en otros estados", comentó Lula tras sufragar en Sao Bernardo do Campo, ciudad del área metropolitana de Sao Paulo, donde inició su carrera como sindicalista metalúrgico. Sin embargo, pese al interés por los votos de Marina, el ex mandatario no escatimó en críticas para su ex ministra del Medio Ambiente. "No se inventa una candidatura en el último minuto", afirmó en alusión a Silva.

Eliane Cantanhêde, columnista de Folha, recordó que "esta vez, Dilma ganó la primera vuelta en un nivel muy inferior al que Lula tuvo en 2002 y 2006 y el que ella misma alcanzó en 2010. Es decir, llega más débil". Sin embargo, también admitió que el PT es "un partido que tiene garra y militancia y crece en la recta final". Así, a su juicio, "la elección continúa caliente e impredecible".