Durante la conversación, Jeanette Araya se ríe a carcajadas al recordar los primeros pasos de Slayer, la banda capital del thrash metal liderada por su célebre hermano, Tom. Pero también solloza al rememorar el esfuerzo que hizo su padre Javier para sacar a la familia adelante, quien los llevó desde la población Vicente Naranjo en Viña del Mar, a aterrizar en California en 1966. Allí, el patriarca sufrió discriminaciones y trabajó hasta 16 horas diarias, pero también vio como su hijo se consagraba en la cima del metal.

Estos hechos protagonizan Bloodline (2015), el libro que escribió Jeanette Araya (60), y que se llevará a la pantalla grande bajo el nombre de The Minister and his son, película biopic chilena-norteamericana que prepara junto a la productora VFI, de recorrido incipiente en el terreno audiovisual. Con ello, se alza como el primer esfuerzo por husmear el lado menos masivo del cantante: su infancia en Chile y sus sacrificados primeros años en EE.UU.. "Lo que había pensado contar era la historia de mi papi, del sacrificio que hizo por nosotros, y de su vida como ministro en su iglesia en California. Pero mi papi también pertenece a la historia de Slayer", dice Araya. Y detalla: "Cuando empezaron, él los iba a buscar a las 3 de la mañana con su camioneta vieja, se acostaba y se levantaba a las 5 para ir a trabajar. Para el primer disco necesitaban 2 mil dólares y él junto al papá de Kerry King (guitarra) se lo ayudaron a costear".

La cinta -que aún no comienza el rodaje y que en las próximas semanas definirá a su elenco- profundizará en la no siempre fácil relación del músico con su padre, sobre todo cuando advirtió que las letras de Slayer se contraponían a su fe.

"Fue un conflicto muy fuerte, porque Tom lo ayudaba económicamente para su labor de eucaristía y, por eso mi papi pensó hasta en retirarse de la iglesia. De a poco no fue más a los shows. Y cuando iba, llevaba una cruz en el pecho y una Biblia", detalla.

El filme, dirigido por Juan Andrés Arce (El vínculo directo con el diablo), no solo relatará la relación del padre de Tom con Slayer, sino que también su vida chilena, enraizada en Viña, ciudad que dejó a los cuatro años. "La vida en Chile fue completamente distinta a la que llevamos después. Todas las cosas que nos pasaron y la pobreza en que estuvimos nos hicieron incluso más felices. En Chile con los vecinos éramos una familia. Cuando chico, la primera canción que se aprendió Tomás fue la del Mundial del 62: lo tenían parado en un corral y 'decía gol de Chile' ", cuenta.

La presencia chilena se mantuvo también en California. Araya sigue: "Mi mamá les hacía churrascos al grupo y mi hermano Johnny les manejaba la van para las giras, mi hermana le fabricaba la ropa, y yo el maquillaje". Y así fue hasta la salida de la obra cumbre del thrash, Reign in blood (1986), donde la historia cambió para siempre. "Ellos pasaban mucho tiempo ensayando en el garaje de la casa. Reign in blood se creó ahí".