Qué más se puede escribir sobre Arturo Vidal. Que corre. Que mete. Que contagia. Que está en todos lados. Que es un superclase. Que es magnánimo. Y que Chile tiene el privilegio de tenerlo en su Selección. Y hoy, además, fue el socio perfecto de un gigantesco Charles Aránguiz, quien retomó su mejor versión. La monarquía chilena brilló en gloria y majestad. Porque si Portugal no pudo, fue en buena medida gracias al trabajo de ambos volantes. También de los otros, pero principalmente del Rey y el Príncipe.
El King, siempre sediento de gloria, quería más. No se conformaba con haber empujado a la Roja a sus primeros dos títulos. Y quizás por eso fue el último en hablar en el círculo que forman los jugadores previo a cada duelo en la cancha misma. Dio el último aliento. La última arenga.
Su duelo comenzó rudo. A los 10 minutos protagonizó el primer cruce verbal con un rival. Bruno Alves fue el contendor. Ni los varios centímetros de más achicaron al del Bayern Munich. Luego, a los 14', le ganó un cabezazo defensivo a Cristiano Ronaldo.
También tuvo de lo otro. Esa viveza que le caracteriza por su paso en el barrio. Como a los 28', cuando le cometieron una falta y jugó rápido para Isla y este centró para Aránguiz. El remate final pasó cerca. Tres minutos después provocó la amarilla para William, la primera en los lusos.
En la segunda etapa siguió metiendo. Tuvo un cabezazo desviado tras centro de Beausejour. Y pareció desdoblarse a los 58' cuando estuvo en las dos áreas en 25 segundos. Primero para buscar un córner y luego para darle un pase con el pecho a Bravo tras un robo de un compañero. Notable.
A los 62' tuvo un gran remate que pasó cerca del arco portugués, como avisando que algo venía. Y quizás el destino realmente quería a Bravo de protagonista, porque el Rey estrelló un remate en el vertical en el segundo tiempo de adición.
Sus cifras con espectaculares. Vidal intentó 57 pases, de los que entregó correctamente 53, es decir, tuvo un 93% de efectividad. Remató al arco en cuatro ocasiones y sólo cometió dos faltas. Además, logró recuperar el balón 11 veces. Sus números no mienten, ratifican lo que ya muchos saben.