La diferencia que Arturo Vidal le saca a varios de sus compañeros de la Roja no sólo se ve en la cancha. También se distingue en el paso por zona mixta de la Copa Confederaciones, donde el volante del Bayern Múnich, de los mejores jugadores del planeta, se detiene educada y agradablemente a atender las preguntas que se le crucen. Muy lejano a la actitud de otros futbolistas que recién hacen sus primeras armas en el primer nivel de este deporte.
Por donde pasa, lo aplauden. Si los fanáticos se topan con un chileno, el primer nombre que pronuncian es el de Vidal. Y cómo no, si incluso en el peor partido de la selección nacional en esta Copa, en el empate 1-1 ante Australia, el Rey le ofrece al público jugadas magistrales como la que hizo en el minuto 67. Una cabezazo en el suelo. A ras del pasto. Un invento que ya volvió locos a los alemanes, cuando lo hizo con la camiseta del Bayern Múnich.
"La improvisé... fue una jugada en que le metí la pelota a Alexis y terminé en el suelo, y como me di cuenta de que me taparon el pase, yo entonces le metí la cabeza. No es primera vez que hago algo así", relata a La Tercera el jugador formado en Colo Colo.
Ya lo dijo el número 8 del Equipo de Todos. Frente a los oceánicos, improvisó. Pero no es primera vez que utiliza este recurso en una cancha. "A Alexis lo vi desde el suelo. Lo que pasa es como me cortaron el paso, entonces lo que hago con eso es apurar la pelota", explica. Y tiene razón, con ese sólo gesto, que se ve sencillo pero es muy complicado, y sobre todo arriesgado (a una altura donde las patadas vuelan), la estrella de la Bundesliga le dio a su compañero la posibilidad de continuar con la secuencia que terminaría en la anotación de Martín Rodríguez. "Claro que los rivales se sorprenden, no se espera algo así", expresa.
Contra Australia usó el cabezazo en el suelo para generar ofensiva. En el Bayern lo hizo para robarle una pelota a Ousmane Dembélé, del Borussia Dortmund. Distintos objetivos, siempre sorpresivo y al mismo tiempo siempre con el riesgo de salir malherido por una patada. "Nunca siento miedo. Dentro de la cancha hago lo que sea necesario. Si tengo que pegarle con la cabeza en el suelo, con la rodilla, lo hago sin pensarlo. Esta jugada la he hecho varias veces, como te digo", sentencia Vidal.
Es por esa osadía, por ejemplo, que la trancada con la cabeza del jugador de San Joaquín fue postulada por el Bayern Múnich como una de las jugadas del año en el fútbol germano.
Ahora, en semifinales de la Copa Confederaciones, el Rey Arturo deberá desplegar nuevamente toda su capacidad para ayudar a que Chile llegue a la definición de la cita intercontinental. Y también para hacer valer su palabra ante Joshua Kimmich, su compañero en la Bundesliga y miembro de la Mannschaft en el certamen ruso. Después de robarle una galleta en la zona mixta del empate 1-1 contra los alemanes, Vidal le dijo al lateral derecho que se volverán a ver en la definición. "Tengo la posibilidad de cumplirle la promesa a Kimmich, que es enfrentarnos en la final, pero primero hay que ganarle a Portugal", enfatizó.
No será fácil. Enfrente estará el campeón de Europa, con Cristiano a la cabeza. "Cuando uno juega contra selecciones de primer nivel, tiene que estar al cien para dar un gran espectáculo y demostrar para qué estamos", asegura Vidal. Habla con soltura, habla sintiéndose el mejor. Y todos en Rusia saben que si el Rey hace algo, es por algo.