Se reúnen una vez al año desde 2012, cuando ellos crearon el Día del Jugador de Magallanes. Este sábado 8 compartieron unas once en la casa de Julio Molina. El de más edad es el arquero Jorge Mario Ojeda Delpino, 82 años (13 de junio de 1934). Le sigue el anfitrión: Julio Enrique Molina Cabrera, 81 años (21 de marzo de 1936), medía 1,79 metro y pesaba 69 kilos, lateral derecho (con el 2 en la espalda) o defensa central derecho (con el 5). Llegó a Magallanes a los 15 años, a la tercera infantil, "la sede del club estaba en Arturo Prat, una casa de adobe, con Avenida Matta". Su ídolo era Cua-Cuá Enrique Hormazábal.

El defensa Antonio Ángel López Pérez, 80 años (18 de junio de 1936), medía 1,85 metro y pesaba 74 kilos. "Llegué al club a la segunda infantil. Magallanes se caracterizó por traer zagueros centrales argentinos de calidad y me formé mirándolos: Federico Pizarro, el zurdo Cachulo Claudio González, Raúl Brescia, Norberto Schiro. En 1963 pasé a Iberia, donde compartí con el Peta José Fernández, que le pegaba muy duro a la pelota, y con Rodolfo Matti, y llevé a Julio Molina".

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Antonio López, gira a Perú, Arqeuipa 1957.[/caption]

Admirador de los brasileños Djalma Santos y Nilton Santos, el lateral derecho e izquierdo Octavio Hernán Villegas González, 77 años (22 de octubre de 1939), medía 1,68 metros y pesaba 65 kilos. Se formó en la primera infantil de Audax Italiano, donde hacía la línea media con Rosaura Parra. El entrenador y ex arquero Eugenio Soto le recomendó: "Venga a Magallanes que es una familia".

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Roberto Rozales, 1964.[/caption]

El último en arribar fue Roberto del Carmen Rosales Salinas, 73 años (7 de enero de 1944), medía 1,71 metros y pesaba 70 kilos. Venía de jugar fútbol por el Tricolor Abtao, en Padre Hurtado. Lateral derecho y defensa central derecho, estuvo dos periodos en Magallanes: desde 1963 hasta 1970 y en 1976 y 1977. Entre ambos, jugó en Santiago Morning, donde fue campeón de Ascenso en 1974. "El mejor en mi puesto fue Luis Eyzaguirre. De mí decían que jugaba parecido a Aldo Valentini".

Se lamentó la ausencia de compañeros como Roberto Ampuero, Guillermo Yávar, Víctor Santis, Juanano Gutiérrez y Arturo Carmona -algunos se excusaron-, y se comentó que a otros se les ha perdido la pista como el Cabezón Alfredo Zúñiga, el portero Luis Larraín, el Pernil José Torres…

Hicieron recuerdos del transandino Héctor Torres, especialista en goles de chilena, y de lo gran jugador que fue Juan Cortés, "tenía todo para ser un crack, pero él era un pelusón".

Ninguno de los cinco va al estadio ahora, pero siguen el fútbol por televisión. Las fallas de Paulo Garcés y Johnny Herrera en el Superclásico obligaron a la mención de Ojeda, el precursor de las escuelas de arqueros: "Los errores tienen que ver con la falta de fundamentos para poner las manos detrás de la pelota y atenazarla".

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Mario Ojeda, Julio Molina y Hernán Villegas, 1961.[/caption]

Las bromas no podían faltar. A Molina le reprocharon la vez que estuvieron horas sin poder salir del camarín en Rancagua, porque había lesionado al argentino Mario Desiderio, ídolo de O'Higgins: "Él acostumbraba meter túneles y levantar la pelota por sobre la cabeza, me tiré en una chilena y le pegué en la cabeza; quedó todo ensangrentado".

El comentarista Julio Martínez solía decir "el viejo y querido Magallanes", aludiendo al espíritu que contagiaban sus dirigentes, jugadores, hinchas. ¿Sabrán de qué se trata los propietarios de la actual sociedad anónima del club?