Una casa asentada en un bosque, una familia, un perro y la amenaza de una epidemia. Eso le basta a uno de los últimos triunfos del terror con sello de autor para generar una tensión que captura hasta al espectador menos familiarizado con los sustos. Y es que Viene de noche se mueve entre la desesperación, la paranoia y el miedo, siempre conectada a lo humano. Nada más distante del terror comercial que llena boleterías, donde el propósito es conseguir pegar el brinco en el momento más inesperado.
Con fecha de estreno en Chile para mañana, la cinta parece ligarse a otros fenómenos de los últimos años, como La bruja, Te sigue o la más reciente ¡Huye!, en cuanto a que también obtuvieron el aplauso de la crítica y a que contiene una apuesta personal y sofisticada, originada en el costado más independiente de Hollywood.
Pero el largometraje del prometedor director Trey Edward Shults se desvía hacia un terreno de terror más mínimo y vinculado a otras búsquedas, una propuesta que incluso ha sido denominada como thriller.
El cineasta de 28 años lo explicaba así a comienzos de mes: "Estaba emocionado con la idea de tomar cosas que amaba del terror, pero combinando eso con un drama familiar y con personajes que me importaban".
Aplicando gran economía en explicaciones, la película presenta a una familia que habita una casa en medio de un bosque, en un momento en que la humanidad parece estar siendo arrasada por algún tipo de enfermedad.
Aunque los padres (Joel Edgerton y Carmen Ejogo) se llevan parte del peso, la cámara se detiene con especial atención en el trauma del hijo (Kelvin Harrison Jr.), un adolescente que ha visto lo peor y al acostarse tiene pesadillas cada vez más espantosas. La aparición de una joven pareja con un niño pequeño que busca refugio le permite al director desarrollar su terror de desconfianzas y sobrevivencia, donde las interrogantes se multiplican y la angustia crece.
Una propuesta tan particular como esta es posible en el Hollywood actual gracias a productoras como A24, uno de los estudios llamados a ser agente de cambio en la industria, que anteriormente ha estado detrás de hits como La bruja, La habitación y Luz de luna, flamante ganadora del Oscar.
Ellos acogieron entusiastas el nuevo proyecto de Shults luego de que este fuera premiado en SXSW por Krisha (disponible en Netflix), su primera película, protagonizada por su tía y filmada en nueve días con un presupuesto de 35 mil dólares que obtuvo, en parte, gracias a una campaña de Kickstarter.
Antes de su ópera prima, el director registraba la experiencia de haber trabajado con el equipo de Terrence Malick en su mastodóntico documental Voyage of time, rodaje que lo llevó a diversas latitudes, incluido Chile.
Justamente nuestro país será uno de los primeros fuera de Estados Unidos que tendrá en salas Viene de noche, su hipotético salto a las grandes ligas, tan sólo tres semanas después de su debut local, donde escaló hasta el sexto lugar de la taquilla.
Con inédita rapidez, estará en la cartelera chilena una cinta celebrada por medios como The New YorK Times, que la ha llamado "una película rigurosa y astuta", y a Shults, "un cineasta espeluznantemente ambicioso y seguro de sí mismo, cuyas historias aparentemente modestas tienen implicaciones poderosas".