Manuel Pellegrini vivió sus mejores momentos en la liga española al mando del Villarreal de Fernando Roig, un empresario dueño de una fábrica de cerámicas que compró el club en 1997, en apenas 600 mil euros, y lo llevó a convertirse en un modelo de institución que ayer vivió su peor desgracia: descender a segunda tras haber comenzado el año jugando la Champions League.
"'Antes jugábamos contra el Onda, el Burriana, y teníamos una sola peña que le pegaba al porro y a la cerveza', explicaba con satisfacción José Manuel Llaneza la temporada pasada", consigna el diario El País en su artículo "El club del pueblo vuelve al origen", donde cuenta la historia de logros y desgracias del "Submarino amarillo".
En Vila-Real, la ciudad de 50.000 habitantes que aloja al club, no dudan en señalar a Manuel Pellegrini como el técnico más importante al conseguir una semifinal de la Champions League y un subcampeonato español entre 2004 y 2009. El fervor del hincha amarillo se manifestaba cada fin de semana en el estadio El Madrigal, que tiene capacidad para 25.000 personas. En 1997, el recinto estaba viejo y apenas cabían 3.000 espectadores. Tener a la mitad de los ciudadanos en la cancha, fue parte del "milagro" de la familia Roig y el buen desempeño del equipo del ingeniero.
"No me lo puedo creer. No puedo creer que pueda haber tanta desgracia en tan sólo cinco minutos. Pero bueno, así ha sido", exclamó ayer el vicepresidente José Manuel Llaneza, el otro hombre clave en el auge, crecimiento y desarrollo de un club que tuvo entre sus files a grandes como Juan Román Riquelme, Santi Cazorla, Diego Forlán y miles de hinchas en el mundo.
"El Villarreal CF quiere agradecer de todo corazón el apoyo incondicional y absoluto de sus aficionados, que se convirtieron en el jugador 'número doce' durante el encuentro frente al Atlético de Madrid", señala hoy un comunicado de prensa en la página oficial del club, que espera volver a la serie de honor en la temporada 2013-2014.