La unión hizo la fuerza necesaria para que los pequeños viñateros del valle del Itata sobrellevaran los bajos precios de la uva y, más aún, lograran el primer centro de acopio y vinificación de la Región del Biobío bajo el modelo de cooperativa. Con el apoyo financiero de Indap, recursos propios y del municipio, la Cooperativa Agrícola y Vitivinícola Cerro Negro de Quillón (Coovicen), formada hace dos años, logró levantar esta iniciativa con una inversión de $ 207 millones.
Ahora los 56 integrantes del grupo y otros productores de la zona venden sus uvas a la misma cooperativa, a un mucho mejor precio y, a partir de la próxima cosecha, con toda la uva que compren elaborarán en conjunto un vino premium, entre estos el famoso "pipeño". "Lo primero que hicimos fue funcionar como centro de acopio y eliminar los intermediarios. Así compramos la uva a uno de los mejores precios que se ha pagado, y ahora haremos vino con un estándar superior, primero a granel y luego queremos tener marca, embotellar y etiquetar. Son muchas las posibilidades que se nos abren al trabajar unidos para comercializar", explica Juan Carlos Lagos, gerente de Coovicen.
Con la tecnología del nuevo centro vinificador, compuesta por nueve cubas de acero y capacidad para procesar 400 mil kilos de uva, podrán competir "a lo grande" con el tradicional sabor de los vinos artesanales del Itata, famoso por el blanco "pipeño" en base a moscatel de Alejandría, o sus tintos de uva país, la más antigua y tradicional cepa chilena.
Para el vino de misa, hace 500 años los españoles trajeron las primeras vides a este valle del secano costero, las que hasta hoy crecen libres, sin alambres ni espalderas, solo regadas con el agua de lluvia. Su estilo artesanal tendrá un vuelco tecnológico, pero solo a hora de vinificar. "Con esta nueva tecnología va a salir un vino mucho más puro, más filtrado, porque se va a usar una prensa que los agricultores no tienen en forma individual. En términos de calidad cumplirá con todos los estándares, pero manteniendo ese toque artesanal, y el mayor volumen ya no será una limitante para negociar mejores contratos", precisa Amparo Guiñez, asesora técnica de la Coovicen.
La cooperativa ya está en conversaciones con grandes viñas chilenas para venderles sus famosos mostos para mezcla tras la próxima cosecha, y estará también presente este año en la expo ChileWeek, en China, donde el mercado asiático está muy interesado en los vinos con patrimonio como los del valle del Itata.
"Creemos que la asociatividad es el camino para que los pequeños agricultores puedan competir. Cada uno por sí solo no puede enfrentar al mercado, y al Estado también se le dificulta el apoyarlos técnicamente por separado", señala Andrés Castillo, director de Indap Biobío. Este organismo asesora a 1.500 pequeños productores del valle del Itata, donde el año pasado se elaboraron 26 millones 496 mil litros de vino.