La ola de calor histórico que ha provocado más de un centenar de incendios en el sureste de Australia ha sido causada en parte por el cambio climático, según un informe publicado hoy.
La Comisión de Cambio Climático del Gobierno australiano advirtió de que los máximos históricos de calor se han duplicado desde los años 60, por lo que prevé un aumento de los incendios en los próximos años.
Desde hace más de una semana, más de un centenar de incendios han quemado cientos de casas, miles de hectáreas y matado decenas de cabeza de ganado en los estados de Tasmania, Nueva Gales del Sur y Victoria, aunque no se han producido pérdidas humanas.
"Lo que podemos ver es una evidencia clara del aumento de la tendencia en el calor extremo, reducción del frío extremo, con un aumento en la frecuencia de olas de calor e incendios", afirmó el profesor David Karoly, asesor de la comisión.
"Los científicos han estado hablando de estos incrementos durante más de 20 años en Australia. Esto fue predicho hace 20 años", reiteró Karoly.
Según el informe de la comisión, la temperatura media ha aumentado en Australia 0,9 grados centígrados desde 1910, lo que tiene graves consecuencias en los patrones climatológicos.
El pasado 7 de enero, Australia alcanzó una temperatura récord con 40,33 grados de media, mientras que entre los días 2 y 8 el calor medio superó los 39 grados centígrados, doblando otro máximo registrado en 1973.
"Prevemos que en los próximos 50 años las temperaturas aumenten entre dos y tres grados" debido al efecto invernadero, manifestó el profesor Karoly.
Con temperaturas que superan los 45 grados en algunas áreas de Nueva Gales del Sur, los bomberos luchan para sofocar 94 incendios, de los que 12 son incontrolados.
En Victoria, los equipos trabajan día y noche para controlar tres fuegos que amenazan varias granjas, mientras que en Tasmania, donde el pasado fin de semana los incendios causaron estragos, un fuego incontrolado ha arrasado 140 viviendas y 14.000 hectáreas de terreno de arbustos y cosecha.
Hasta el momento, las autoridades han evitado las fatales consecuencias de los incendios del verano austral en 2009, cuando 173 personas murieron en el estado de Victoria.