La embarazadas que regularmente consumen leche o yogur con bacterias "buenas" serían poco propensas a sufrir un aumento súbito de la presión a partir de la semana 20 de gestación conocido como preeclampsia.

El trastorno, que afecta al 5 por ciento de las embarazadas, puede ser peligroso si el médico no lo detecta: puede transformarse en eclampsia, que hace que la madre tenga convulsiones o entre en estado de coma.

Entre más de 33.000 mujeres noruegas que habían tenido un bebé hacía seis años, un equipo observó que las que más leche o yogur con probióticos habían consumido a diario durante el embarazo tenían menos probabilidad de preeclampsia: un 4,1 por ciento, comparado con el 5,6 por ciento de las que no habían ingerido alimentos con probióticos.

Tras considerar otras diferencias (peso, educación y tabaquismo), las consumidoras de probióticos conservaban un 20 por ciento menos de riesgo de desarrollar la complicación.

No existe una forma probadamente efectiva para prevenir la preeclampsia y los nuevos resultados no significan que los probióticos lo sean, según aclaró el doctor Bo Jacobsson, del Instituto de Salud Pública de Oslo y coautor del estudio.

En cambio, los resultados señalan una correlación entre un consumo más alto de probióticos y una reducción del riesgo de desarrollar preeclampsia, lo que para Jacobsson debería evaluarse en nuevos estudios.

Los probióticos son bacterias "amigables" en los productos lácteos cultivados; se ofrecen como productos con beneficios para la salud, como puede ser mejorar la digestión.

En teoría, los probióticos reducirían el riesgo de desarrollar preeclampsia al intervenir en el sistema inmunológico y el proceso de inflamación sistémica. Pero aún hay que demostrarlo.

Los resultados, publicados en American Journal of Epidemiology, surgen de 33.399 participantes del estudio noruego más grande sobre salud materna e infantil. Durante el embarazo, las mujeres completaron cuestionarios sobre alimentación y estilo de vida, incluido el consumo de probióticos.

Las que los consumían todos los días tenían un 20 por ciento menos riesgo de desarrollar preeclampsia. Es una diferencia "modesta", pero Jacobsson agregó que es "importante" porque apunta hacia una nueva área de investigación: averiguar si los probióticos pueden modificar el riesgo de desarrollar la complicación del embarazo.

Por ahora, Jacobsson recomendó que las embarazadas no consuman más probióticos con la idea de prevenir la preeclampsia, ya que nadie sabe cómo hacerlo y ciertos factores aumentan el riesgo de desarrollarla, como la obesidad, la presión alta antes del embarazo, tener un embarazo múltiple y haber tenido preeclampsia en embarazos previos.