En el atentado más sangriento de los últimos 15 años en Afganistán, al menos 90 personas murieron y 400 resultaron heridas en un atentado con camión bomba en el barrio diplomático de Kabul, marcando un violento comienzo del Ramadán, mes de ayuno sagrado musulmán.
Un gigantesco agujero en la avenida identifica con precisión el lugar exacto en el que un pequeño camión repleto de explosivos saltó por los aires a pocos metros de la entrada a la zona de seguridad de la capital afgana, cerca de la plaza Zanbaq y de la Embajada de Alemania. La carga explosiva del camión bomba fue accionada por un kamikaze hacia las 8.30, según el Ministerio de Interior.
"La explosión (fue) causada por una cisterna de agua que contenía más de una tonelada y media de explosivos. Dejó un cráter de siete metros de profundidad", indicó a France Presse una fuente occidental en Kabul.
En el momento de la explosión, cientos de personas acudían a su puesto de trabajo, al que en esta época pueden entrar una hora más tarde por la celebración del Ramadán. "No había oído algo tan grande antes", dijo Fatima Faizi, residente de Kabul, a la cadena qatarí Al Jazeera. "Primero, se sentía como un terremoto, luego todo caía, las ventanas, el techo. La electricidad se cortó", relató Elias Naser al diario británico The Guardian.
Según el alto mando, el objetivo de los insurgentes no era el área en que ocurrió la explosión, donde hay varias embajadas y edificios gubernamentales, sino una ubicación "desconocida" a la que se dirigían cuando fueron "parados" por las fuerzas de seguridad.
Con todo, se trató, según EFE, del ataque más sangriento registradoen Afganistán desde la invasión estadounidense en 2001 superando al que en julio pasado causó 85 muertos y 413 heridos durante una manifestación de la minoría hazara en la capital afgana.
Ningún grupo se atribuyó de inmediato la autoría de ataque suicida. Tanto los talibanes como el grupo terrorista Estado Islámico perpetraron ataques a gran escala en la ciudad antes. Pero la agencia de inteligencia de Afganistán acusó a la red yihadista Haqqani, aliada de los talibanes, de haber perpetrado el ataque.
El atentado se produce en un contexto de gran incertidumbre para Afganistán. El Presidente estadounidense Donald Trump está examinando el posible envío de miles de militares para hacer frente a la situación. El jefe del Pentágono Jim Mattis declaró días atrás que 2017 será un año difícil para el Ejército afgano y para los soldados extranjeros desplegados en el país.
Estados Unidos, implicado en Afganistán en el conflicto más largo de su historia, mantiene a 8.400 hombres junto a 5.000 militares de los Estados aliados, cuya principal misión consiste en formar y asesorar a las Fuerzas Armadas afganas. Pero en el último año se centraron en frenar una oleada de ataques insurgentes, que tomaron distritos clave como la provincia de Helmand.
La situación de la seguridad se deteriora año a año en Afganistán después del fin de la misión de combate de la OTAN el 1 de enero de 2015. El año pasado el país asiático registró cifras récord de víctimas civiles, con 3.498 muertos, 923 de ellos niños, y 7.920 heridos, de acuerdo con la Unama.
"El principal problema que enfrentamos es que con el status quo la guerra no es ganable", dijo al diario USA Today Jack Keane, un general retiro del Ejército. "El Presidente Trump se enfrenta a una guerra prolongada e indefinida si no se hace nada, y si nos alejamos, Afganistán se convertirá en paraíso seguro para los terroristas", afirmó el general John W. Nicholson, comandante de las tropas estadounidenses en Afganistán.
"La situación de seguridad se ha deteriorado aún más. Las fuerzas afganas controlan sólo el 57% del territorio. del país. Alrededor de 2,5 millones de personas viven en zonas controladas por los talibanes y nueve millones más viven en zonas disputadas", comentó Nicole Birtsch, experta en Afganistán del Instituto Alemán de Política y Seguridad Internacional, citada por la cadena Deutsche Welle.
En este escenario, la presencia del Estado Islámico complica aún más la situación. Consultado por la cadena Russia Today, el escrito y comentarista Abdel Bari Atwan dijo que los yihadistas, "que ahora se enfrentan a tiempos extremadamente difíciles en Siria e Irak", "pueden expandirse fácilmente, especialmente en Afganistán".
A juicio de Atwan, la influencia de Al Qaeda en Afganistán está decayendo y el Estado Islámico está tomando su lugar. "Así que el EI ahora es más letal, está más profundamente involucrado en esa parte del mundo", concluyó.