Violet Jessop, la argentina que sobrevivió los accidentes del Titanic y sus barcos hermanos
Hija de madre transandina y padre irlandés, ejerció como camarera y enfermera a bordo del Britannic, Titanic y Olympic.
Se podría decir que Violet Constance Jessop nació afortunada, o todo lo contrario. La hija de una argentina y un irlandés había sobrevivido su primera gran batalla, contra la tuberculosis, y pese a los pronósticos negativos de los médicos, logró sobrevivir. Se trataría de un presagio de lo que esta camarera y enfermera enfrentaría en su vida adulta, salvando con vida de uno de los accidentes marítimos más conocidos de la historia, el del Titanic, y el de los dos barcos hermanos de éste, el Britannic y el Olympic.
Jessop comenzó a trabajar en la empresa White Star Line, pese a que no le guistaba la idea de viajar entre Inglaterra y Estados Unidos, en 1910, a bordo del Majestic. Así lo comenta en el libro que, años después escribiría, bajo el título Titanic survivor (Sobreviviente del Titanic).
Lo primero que haría por los White Liners sería servir en el Olympic, estando presente cuando éste colisionó con el barco Hawke, saliendo ilesa del accidente. Sería sólo un adelanto de lo que viviría un año después, a bordo del crucero catalogado como "prácticamente insumergible".
En su libro, Jessop relata los momentos tras el choque con el iceberg que hundiría al Titanic, recordando que "veía cómo las mujeres se aferraban a sus maridos antes de sentarse en los botes junto a sus hijos. Momentos después, un oficial del barco nos ordenó que nos subiéramos al bote 16 primero, para demostrarle al resto de las mujeres que era seguro hacerlo. Mientras el bote bajaba, el oficial me pasó un bebé y me dijo que lo cuidara".
Pero el Titanic no sería el último accidente del que se salvaría. En 1916, trabajaba como enfermera para la Cruz Roja británica, a bordo Britannic. El barco, que funcionaba como ambulancia, se topó con una mina mientras navegaba por el mar Egeo. "Salté al agua", recuerda Jessop, "pero fui succionada hacia abajo y me golpeé en la cabeza. Escapé, pero años después cuando fui al médico por mis dolores de cabeza, descubrí que tenía una fractura en el cráneo".
La enfermera no moriría hasta los 84 años, habiéndose salvado de tres accidentes y una grave enfermedad, tras sufrir un paro cardíaco.
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