"Nunca he abierto una llave y sacado agua, siempre he tenido pozo. Desde chico es lo único que conozco. Acá es así, o era así, porque los pozos se secaron". Es la realidad que vive Oscar Melipil y otras 300 familias de cinco comunidades de Padre Las Casas, en La Araucanía, y que se replica por todo el país. Una realidad que desde el gobierno se pretende cambiar, en el marco de la Agenda Chile 3030, del Ministerio de Obras Públicas, que busca alcanzar un ingreso per cápita de US$ 30 mil para el año 2030.

Según el catastro que lleva la Dirección de Obras Hidráulicas del MOP, en Chile hay 534 localidades semiconcentradas (ver definiciones), donde las familias siguen surtiéndose de este elemento a través de norias, pozos, acarreos con baldes desde ríos y vertientes, o con la ayuda de camiones aljibe que disponen los gobiernos locales.

En total, son 417.516 personas y la mayoría de ellas vive en zonas rurales de las regiones del Maule, Biobío, y La Araucanía, que concentran el 63% de la población sin agua potable (ver infografía).

Oscar Melipil vive en la comunidad Huete Llancavil, y junto a vecinos crearon un comité para optar a un proyecto de Agua Potable Rural (APR), que entrega la Dirección de Obras Hidráulicas del MOP. Este sirve para sanear el agua y hacerla potable, ya que, según explicó Alex Chechilnitzky, presidente de la Agrupación Interamericana de Ingeniería Sanitaria y Ambiental (AIDIS), estos cambios repercuten en la "esperanza de vida y mortalidad general, materna e infantil, de varios años. También en la disminución de las enfermedades entéricas (tifus, diarreas e incluso la hepatitis)".

Actualmente, las comunidades de Padres Las Casas se abastecen vía camiones aljibe o buscando agua en riberas de ríos.

Según Melipil, "llevamos cuatro años haciendo los trámites y, si Dios quiere, en 2016 vamos a tener agua porque la Intendencia (de La Araucanía) ya aprobó los proyectos".

Para este caso, y el de otras comunidades de Padre Las Casas, el gobierno regional aprobó más de $ 36 millones para invertirlos en APR y ayudar a casi 300 familias, incluyendo dos escuelas rurales. Sin embargo, estas personas llevan más de 10 años esperando, debido a que el trámite para optar a este programa es lento y requiere de ciertos procesos que actualmente están tratando de mejorarse (ver recuadro).

EFECTOS ADVERSOS

Mientras hacen los trámites para conseguir agua potable, las comunidades sortean los efectos del clima y la sequía que agravan su problema de falta de suministro.

En el Biobío, la realidad es palpable, ya que es la región que concentra el mayor número de localidades sin agua.

Miguel Friz es dirigente del sector El Pino, en la comuna de Concepción, y cuenta que junto a sus vecinos se abastecen con estanques.

"Tenemos dos, uno con puntera y el otro, facilitado por una forestal, donde el agua recorre tres kilómetros desde un cerro. Tiramos cañerías y llega acá, pero en invierno tenemos problemas, porque viene con barro y tenemos que usar como alternativa agua de una puntera que no alcanza para las cerca de 300 familias y, además, tenemos problemas con el motor", explica Friz.

A esto se suma, según explica el dirigente, la sequía: "Aquí están explotando los pinos y están plantando eucaliptus, lo que agrava la sequía".

Carmen Parra, presidenta de la junta de vecinos sector San Jorge, también en Concepción, relata que en su localidad se las ingeniaron para abastecerse a través de tres estanques que redistribuyen a otros sectores.

"Pero no es suficiente y cuando nos falta, sobre todos los fines de semana, utilizamos los camiones aljibe. Pero hay hartos sectores que quedan sin agua para abastecerse", asegura la mujer.

Carmen añade que "para el terremoto pudimos comprobar que podíamos vivir sin luz, pero sin agua es imposible, no había cómo conseguir agua. Por eso, con los vecinos hemos estado trabajando para postular a proyectos. Estamos en eso desde 2006, pero llevamos viviendo acá desde el año 1996".

REDES VÍA COOPERATIVAS

La mayoría de estos chilenos vive en zonas rurales, aislados unos de otros. Algunos, incluso, en localidades fronterizas, donde es más difícil llegar con soluciones concretas.

Paz Milet, académica del Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad de Chile, explicó que esta población tiene "una serie de necesidades en cuanto a servicios, que se tienen que tratar de procurar, pero la verdad es que muchas veces no es tan fácil, por la misma lejanía física y condiciones territoriales que se dan. Por eso se opta porque los recursos les sean entregados a través de cooperativas, porque sin duda hay un tema vital, que es mantener la presencia en las zonas, más allá de la escasa población".

La idea de las cooperativas nació junto al sistema de APR, creado hace 50 años, y que ha otorgado cobertura del 100% de agua potable a las localidades concentradas, mientras que las semiconcentradas tienen una cobertura del 11%.

Al respecto, el ministro de Obras Públicas, Alberto Undurraga, señala que "debemos seguir avanzando con APR en la cobertura de los sectores urbanos de concentración media y baja, viendo soluciones posibles y oportunas". Según señalan en el MOP, para lograr esto el Presupuesto 2015 contempla un monto de más de $ 70 mil millones, lo que representa un aumento de un 34% respecto de este año.

Para Oscar Melipil, la noticia es grata, pese a que debe esperar al menos dos años más para tener agua potable. "Es un sueño, el sueño de hartas familias. Nosotros estamos cada vez más cerca, porque vamos en la etapa del diseño del sistema, después lo tienen que ver los consejeros y luego empezamos la ejecución. Eso va a ser el otro año ya. Ahí voy a poder ver agua saliendo de la llave".