Los infantes de marina rusos que entraron en el puerto sirio de Tartus a bordo de buques de desembarco a comienzos de agosto tenían órdenes de evacuar al personal y destruir la única base naval rusa en el Mediterráneo en caso de una escalada del conflicto, reveló hoy el Estado Mayor de Rusia.
"La misión de la flotilla de la Armada de Rusia preveía la posibilidad de una evacuación de los especialistas rusos en Siria. Los buques de desembarco entraron con este objetivo al puerto de Tartus a principios de agosto, donde finalmente se abastecieron de combustible y víveres", dijo el oficial ruso a la agencia Interfax.
El plan se había desarrollado para actuar en caso de un agravamiento crítico de la situación en Siria que no tuvo lugar, por lo que los buques rusos abandonaron su base militar en el país árabe sin subir personal y equipamientos a bordo del barco, precisó el Estado Mayor.
Los infantes de marina estaban listos para garantizar el transporte de personas, armas, documentación y equipamientos valiosos al puerto ruso de Novorossiysk, en el Mar Negro, en caso de que se dieran las órdenes oportunas desde Moscú.
"El resto (de la base) debía ser destruido con explosivos o mediante el fuego", explicó el vocero militar.
Con la flotilla ya en el Mediterráneo, el centro analítico del Estado Mayor ruso concluyó que la situación en Siria seguía bajo control del régimen gobernante, por lo que no era necesario evacuar al personal ruso que trabaja en el país ni destruir el punto de apoyo para las fuerzas navales en el puerto de Tartus.
Tartus, que acogió una base soviética en tiempos de la Guerra Fría, es actualmente un centro de mantenimiento y abastecimiento para la Flota rusa del mar Negro.