Volvo Car Group, que desde su fundación en 1927 ha llegado a simbolizar la durabilidad sueca, se atiene a sus raíces escandinavas con su primer modelo desde que hace cuatro la adquirieran sus propietarios chinos.
En lugar de apuntar a salarios bajos, Volvo mantendrá la ingeniería y el montaje del nuevo vehículo utilitario deportivo XC90 en la sede de la compañía automotriz en Gotemburgo. La renovación del modelo emblema de la marca forma parte de un plan de gastar en Suecia alrededor de la mitad del presupuesto de la empresa para cuatro años, que es de 75.000 millones de coronas (US$10.800 millones).
"Si los ingenieros se limitan a quedarse sentados en sus laboratorios y pierden contacto con el uso cotidiano de los autos, los vehículos no serán buenos", dijo el máximo responsable ejecutivo de Volvo Cars, Hakan Samuelsson, en una entrevista. "Los ingenieros tienen que experimentar el auto en persona –eliminar hielo, ver cómo funcionan los descongeladores, comprobar la velocidad de la calefacción-", y para eso hace falta el respaldo de la producción local.
Podría ser una estrategia arriesgada. Volvo Cars, que tiene menos de un tercio de las dimensiones de marcas de lujo como Bayerische Motoren Werke AG, aún no ha alcanzado el nivel tecnológico de sus rivales y tiene que compensar al mismo tiempo los elevados salarios locales. Los empleados del sector automotriz sueco tienen un costo aproximado de US$62 por hora en salarios y beneficios, más que los de cualquier otro lugar del mundo excepto Alemania, según datos del grupo del sector VDA.
PALANCA DE CAMBIOS DE CRISTAL
El XC90 es clave para el plan de Volvo de prácticamente duplicar las ventas para 2020, a 800.000 vehículos, y proporciona una prueba crucial para la única compañía automotriz global bajo control chino después de su adquisición en 2010 por parte de Zhejiang Geely Holding Group Co., del multimillonario Li Shufu. A los efectos de respaldar la expansión se contratará a 500 trabajadores para que contribuyan a un tercer cambio de producción en Gotemburgo. También podría incorporarse a 300 desarrolladores para los modelos siguientes, dijo la compañía.
Las nuevas contrataciones contribuirán a aumentar la producción de la planta Torslanda de Volvo en la ciudad donde tiene su sede luego de incrementar la capacidad un 50 por ciento, a 300.000 autos por año. La compañía planea producir el XC90 y una serie de nuevos modelos en la misma planta.
A los efectos de apuntalar su imagen a los ojos de los compradores conforme compite con BMW; Audi, de Volkswagen AG; y Mercedes-Benz, de Daimler AG, la empresa automotriz sueca agregará detalles como una palanca de cambios de cristal de la firma Orrefors. El auto, cuyo precio partirá de alrededor de 50.000 euros (US$66.000) –a la par del X5 de BMW- cuando llegue a los salones de exposición el año próximo, también contará con una pantalla táctil compatible con aparatos de Apple Inc. y Android. Volvo también ofrecerá una serie de variantes híbridas para mejorar su imagen medioambiental.