Nueve meses, cuatro océanos y cinco continentes. Una vuelta al mundo llamada Volvo Ocean Race y que tras dejar Itajaí toma rumbo a Newport. Una aventura que requiere mucha pasión para vivirla en una de las siete embarcaciones. Aunque en rigor por ahora son seis ya que Vestas chocó con un arrecife en la segunda etapa y aún espera el nuevo barco.

Abu Dhabi, Mapfre y Alvimedica, en ese orden, completaron el podio de esta etapa, en la que Dongfeng, uno de los líderes, rompió el mástil en el trayecto. Uno de los problemas que pueden enfrentar en las 38.739 millas náuticas (71.745 kilómetros) que recorren en total.

Itajaí es el único puerto sudamericano. Y es que no es fácil ser incluido, ya que postulan 75 ciudades para las 11 paradas (una técnica). Las elegidas deben pagar siete millones de euros e invertir 2,5 más en la logística. Pero los organizadores aseguran que no sólo se recupera la inversión. Se gana. Pero si ser sede es complicado, ser participante es un reto. Todos los barcos son iguales, el Volvo Ocean 65.

Los seis equipos masculinos tienen ocho integrantes y el femenino, 11. En los siete se agrega una persona sólo preocupada del registro audiovisual. El espacio es mínimo, no se duchan en los más de 20 días que dura la etapa ya que el baño sólo está para las necesidades básicas y a la vista del resto.

Llevan comida deshidratada, por lo que al llegar a puerto sólo quieren comer algo sólido y deben procesar el agua del mar para poder hidratarse. Por el esfuerzo esa comida debe ser de casi 5 mil calorías, pero en una etapa larga pueden perder hasta diez kilos.

Pero hay otras riesgos. En la versión anterior se saltaron una etapa por temor a los piratas de Senegal y cerca de China deben tener cuidado con no chocar con los traficantes en la noche. Duermen en turnos de cuatro horas, pero los que descansan deben estar preparados para mover la carga, que puede ser de hasta dos toneladas, de un lado a otro por una maniobra. Y lo hacen bajo un intenso calor. En el interior la temperatura puede alcanzar los 50° por ejemplo cuando cruzan la línea del Ecuador.

Y aunque en Alicante está la base de operaciones que monitorea lo que ocurre a cada instante, en el mar están solos. De hecho, dos personas de cada tripulación deben prepararse para resolver emergencias médicas y cuentan con lentes especiales con cámaras para que si es necesaria una intervención mayor, se conecten con un hospital y reciban instrucciones.

Ésa es parte de los nueve meses de aventura de la Volvo Ocean Race.