Votaré por Alejandro Guillier. Apenas lo conozco. Estuve con él una vez en un programa de noticias y entrevistas que conducía junto a Beatriz Sánchez. Pero sí lo he observado a lo largo del tiempo en su papel de periodista y me he formado una buena impresión: hombre ponderado, sensato, caballeroso, con genuino interés por los problemas de la gente. Lo que me convenció de votar por él fue su visión de futuro para construir un país más inclusivo e igualitario, desafiando el miedo que la derecha nos ha querido inculcar al respecto.
En particular, me sentí interpretado por su decidido compromiso con la diversidad sexual. A pesar de las confusas aclaraciones de su participación en el caso del juez Calvo, él se ha comprometido a impulsar el matrimonio igualitario con filiación y adopción; a aprobar la ley de identidad de género considerando a niños, niñas y adolescentes; a la creación de una institucionalidad para la inclusión y la no discriminación; a la erradicación de las discriminaciones que aún existen en nuestros cuerpos normativos, y a la consagración del derecho a una educación laica y no sexista. Nada de esto puede encontrarse en las propuestas de Piñera.
Para mí, Guillier toma el desafío del futuro y sus complejidades (las ya famosas cuatro D de Osvaldo Rosales, su director programático), se hace cargo de las demandas actuales de los chilenos, reconoce nuestra diversidad e identifica la urgencia de llevar adelante políticas públicas que apunten a igualar oportunidades y desmontar privilegios. Diferente a las posturas conservadoras de la derecha, fundadas la mayoría en el miedo: fraude electoral, muro en el norte, militares a La Araucanía, reuniones con defensores "de la vida y la familia" (que buscan privar de sus derechos a la diversidad sexual y a las mujeres), temor a los inmigrantes, desconfianza de los valores humanistas y liberales, una defensa del statu quo, un verdadero desierto trumpiano y kastiano si se contrasta con la doctrina internacional de los derechos humanos que Guillier ha hecho suya.
La derecha les tuvo miedo a la democracia, a la igualdad de la mujer, a la diversidad sexual, a la igualdad de los hijos, al divorcio, a la despenalización del aborto en tres causales, a la gratuidad, a los inmigrantes, a los pueblos originarios: no dejemos que en esta ocasión su miedo nos robe nuestro futuro.