Por primera vez desde que asumió el poder la Presidenta Michelle Bachelet, el jefe de la DC, Ignacio Walker, ingresó ayer al Palacio de La Moneda. Acompañado del secretario nacional del partido, Víctor Maldonado, visitó al subsecretario del Interior, Mahmud Aleuy, con quien se reunió a propósito de la toma que sufrió la sede de la DC.
No obstante, a la salida del encuentro, el presidente del partido se dio el tiempo para abordar la primera polémica del nuevo gobierno: la serie de despidos de altos funcionarios que pertenecían a cargos a los que accedieron a través del sistema de Alta Dirección Pública.
Entre ellos, llamaron la atención las desvinculaciones del ex director del Instituto Nacional de Estadísticas Juan Eduardo Coeymans y del que fue director de la Dirección de Compras y Contrataciones Públicas, Roberto Pinedo Bandera. A ello se sumaron algunas salidas de funcionarios de Cerro Castillo y de Presidencia, quienes habían accedido a sus puestos en administraciones anteriores a la de Piñera, incluso en el primer mandato de Bachelet.
Walker se apuró en despejar que "no hay ningún revanchismo político" por parte del gobierno y que, hasta el momento, los despidos han sido sólo de cargos de confianza política.
Pese a ello, lanzó una advertencia sobre las decisiones que está tomando la nueva administración de La Moneda, pidiendo respeto para aquellas personas que se sometieron al proceso de Alta Dirección Pública.
"Estoy seguro de que el gobierno será especialmente cuidadoso en tratar de conciliar lo que es la confianza de un funcionario con lo que es la necesidad de consolidar un sistema de profesionalización y modernización del Estado, y para eso, insisto, hay que ser particularmente respetuoso del sistema de Alta Dirección Pública", señaló.
De hecho, defendió férreamente el rol del servicio de Alta Dirección Pública.
"Queremos ser particularmente respetuosos, hablo como Democracia Cristiana, con la Alta Dirección Pública. Fue una institución que creamos hace 10 años, en la perspectiva de profesionalizar y modernizar la administración del Estado, y esa filosofía, detrás de la administración, concilia la confianza con el mérito", concluyó.
Más cauto, el presidente del PS, Osvaldo Andrade, señaló que se debe evitar "despidos injustificados", aunque señaló que la pérdida de confianza entre una autoridad y un funcionario es una justificación para desvincularla del cargo.
Al otro lado de la vereda se situó el presidente del PPD, Jaime Quintana, quien optó por cerrar filas con las decisiones del nuevo gobierno e hizo un llamado a los funcionarios que asumieron bajo el proceso durante la administración de Piñera que renuncien a sus puestos.
"Aquellas personas que con poca dignidad intentan amarrarse y aferrarse a los cargos de gobierno, que tomen el mismo camino y actitud del Presidente Piñera y sus ministros al abandonar el Salón Plenario el día 11", dijo ayer el vocero de la Nueva Mayoría.