"El que pierde puntos, se despide del campeonato", decía Roberto Gutiérrez en la semana. El delantero de Santiago Wanderers asumía que la apretada lucha por el título no permite margen para empates o derrotas, en especial de los escoltas del líder Universidad de Chile.

Cómo conseguir ese objetivo, si es con un fútbol vistoso, pragmatismo o un golpe de suerte, da exactamente lo mismo. Los porteños cumplieron con su trabajo frente a Antofagasta sin lucirse, pero los tres puntos son un premio que hace olvidar el aburrídismo trámite del partido.

Hasta antes de la apertura de la cuenta, que liberó la ansiedad de los caturros, la visita apenas contabilizaba una tímída llegada sobre el arco de Pablo Aurrecochea, un remate de distancia de Jorge Luna que llegó manso a las manos del portero.

El gol de Gastón Cellerino (59'), tras un centro de Ronnie Fernández que surgió de un grosero error de Francisco Alarcón en la orilla, le permitió a Wanderers controlar un partido, que a esa altura se caracterizaba por la fricción y ataques cortados antes siquiera de llegar a las inmediaciones de las áreas.

La expulsión de Francisco Sepúlveda había dejado descuidado el sector derecho de la zaga puma, que quedó expuesta y mal cubierta en el tanto del delantero argentino.

Con uno menos, Antofagasta, que al menos en la intención se veía un poco mejor hasta el 1-0, se desenfocó y volvió a hacer ese equipo que no había ganado en sus últimos tres encuentros y que se ubica en la parte baja de la tabla. La roja a Javier Elizondo, por golpear a Marco Medel, llegó poco rato después y le puso la lápida al dueño de casa.

Con dos hombres más, los espacios se abieron para Wanderers. Ingresó Roberto Gutiérrez para buscar la sentencia, aunque antes debió sufrir con un remate largo de Alarcón que desvió Mauricio Viana.

Con la misma misión entró Matías Mier, quien luego de un pase profundo colocó el 2-0 con la portería a su entera disposición, al aludir al golero antofagastino, ya entregado a su suerte.

El cuadro de Emiliano Astorga acumula siete victorias en fila, un tren que no cuenta con tantas figuras como la U o Colo Colo, pero que tiene un andar consistente, que aunque sufra con los vaivenes del camino llega a la estación con consistencia, sin permitirle relajo alguno al puntero, y mantiene la esperanza de todo Valparaíso a tope.