No pudo Colo Colo. No pudo Wanderers. Nadie salió contento del Elías Figueroa de Valparaíso. Un partido que no cumplió con las expectativas, pero que mantuvo el nerviosismo obvio de una final, terminó con el triunfo de los porteños, pero con lágrimas de frustración. El campeón y la vuelta olímpica festejó lejos de ahí, con justicia.
El viento fue factor. El invitado de última hora que se robó la película. En la primera fracción, le permitió a los dueños de casa apropiarse del juego. Así fue desde un comienzo, donde los caturros encerraron al Cacique en su propio campo. Tres ocasiones claras (incluyendo dos remates al poste) sirvieron de registro del dominio local.
La banca alba se molestó. Cómo no, si con la ausencia por lesión de Esteban Paredes, obligado a ir a la reserva, Héctor Tapia apostó por Claudio Maldonado para poblar el mediocampo. Para tener más control de la pelota en ese sector del terreno. Buena idea, mala ejecución. Wanderers se adueñó del campo y Colo Colo, apenas, apostaba a pelotazos frenados por el viento y los zagueros porteños.
El conjunto verde merecía el primer tanto. Entre Roberto Gutiérrez, Jorge Luna, Gastón Cellerino y Marco Medel, Wanderers hacía ver muy mal a los albos. Para la visita fue un respiro el final de la primera fracción, pensando en que el complemento los papeles se invertirían.
Si bien se dio algo de lo que esperaba Colo Colo, no fue tan marcado como en los 45 minutos iniciales. Es que el partido no sólo se jugó en Valparaíso. A 120 kilómetros, en Santiago, la suerte de ambos conjuntos se definía por lo que hacía la U ante La Calera. El cero se estiraba en ambos cotejos, el error a esa altura era fatal.
Pero llegó el gol de Canales en Ñuñoa y la orden la banca de Tapia fue apurar, irse con conto. A esa altura, ya no había ideas ni piernas, sólo deseo de encontrar un milagro que nunca llegó. A Colo Colo se le escapó el título en el último minutos, por su falta de pericia para enfrentar un compromiso de alta tensión en Valparaíso y por el gol de último minuto de la U en Santiago.
Por eso, ya fueron tarde los goles de Matías Mier y de Gonzalo Barriga. Un corolario para un elenco que ahora debe pensar en la liguilla.