Más de 4.000 cables filtrados por WikiLeaks de la embajada de Estados Unidos en Roma, de 2002 al 2010, y en los que hablan secretarios de Estado y diplomáticos de alto nivel fueron resumidos y publicados hoy por el diario "La Repubblica" y su revista "L'espresso".
En dichos documentos se revela que el primer ministro de Italia, Silvio Berlusconi, es visto por EEUU como un político que daña el prestigio de Italia y antepone sus intereses a los de su país. Además se da cuenta que le preocupan sus relaciones con Moscú, las que fueron investigadas por orden de la secretaria de Estado estadounidense Hillary Hilton, en enero de 2010.
Además de resaltar los defectos del mandatario, la máxima preocupación que se desprende de los cables, es la relación entre Roma y Moscú, entre Berlusconi y Putin.
Se establece que Estados Unidos quiere equilibrar la creciente influencia rusa en el frente de la energía y nota con preocupación que "Italia desafortunadamente, sin embargo la favorece".
Es así como el embajador David Thorne sugiere a Washington: "Debemos hacer entender a Berlusconi que tiene una relación personal con nosotros y debemos secundar sus convicción de que es un estadista experto". Sin embargo, la operación no es fácil, ya que la unión de 'Il Cavaliere' con "su amigo Vladimir" es sólida y tiene raíces misteriosas, señala el embajador.
Tanto es así que indujeron a Hilary Clinton en enero de 2010 a pedir a la representación diplomática que indagara en las "posibles relaciones e inversiones personales que hay entre Putin y a Berlusconi y que puedan influir la política energética de los dos países".
La secretaria de Estado de EEUU también pidió que fueran desveladas "las relaciones entre el administrador delegado de Eni, Paolo Sacrini, los administrados de la compañía y los miembros del Gobierno Italiano, especialmente, el primer ministro, Silvio Berlusconi.
BERLUSCONI
Por otro lado, de los cables de Wikileaks se desprende que a cambio de sostener a Berlusconi, EEUU pide la máxima colaboración en el campo militar y lo obtienen siempre.
De esa manera, del carácter y gobierno de Berlusconi hablan mucho cables.
Silvio Berlusconi "con sus frecuentes meteduras de pata y la elección equivocada de palabras ha ofendido durante su mandato a cada categoría de ciudadano italiano y a cada líder europeo", mientras "su voluntad de poner los intereses personales sobre los del Estado ha dañado la reputación del pas en Europa y ha dado desafortunadamente un tono cómico al prestigio de Italia en muchas sectores del gobierno de Estados Unidos".
Así escribía el Ronald Spogli, embajador de EEUU en Italia, cuando no había explotado aún el caso de Noemi Letizia, que resultó el escándalo de índole sexual en los que ahora está envuelto el mandatario italiano.
Un retrato del primer ministro al que Spogli añade que "se ha convertido en el símbolo de la ineficacia de los gobiernos italianos al afrontar los problemas crónicos de país, un sistema económico no competitivo, la decadencia de las infraestructuras, la deuda creciente y la corrupción endémica".
El embajador agrega que "la lenta pero constante decadencia del país compromete la capacidad (de Berlusconi) de desarrollar un rol en la arena internacional. A su liderazgo le falta un visión estratégica. Sus instituciones no están todavía desarrolladas como deberían estarlo en un moderno país europeo".
Sin embargo, Washington asegura que a pesar de los defectos de Berlusconi no deben abandonarlo.
"Más bien, reconocer un compromiso de largo plazo con Italia y sus líderes políticos nos dará importante dividendos estratégicos ahora y en el futuro" escribe Spogli a Hillary Clinton.