La primera semana de Wimbledon ha igualado el peor resultado en la historia de los Grand Slam para los diez primeros cabezas de serie del cuadro femenino y masculino.

Tan solo seis de los diez primeros favoritos y cuatro de las favoritas alcanzaron la tercera ronda del torneo, una calamidad que equivale a la que se registró en el All England Club hace 17 años, cuando solo 4 hombres y 6 mujeres del "top 10" llegaron a esa fase, y al Roland Garros de 1998, cuando lo hicieron 2 hombres y 8 mujeres.

La caída del español Rafael Nadal en primera ronda y la del suizo Roger Federer en segunda hizo saltar las alarmas en un torneo en el que un número también inusitado de lesionados ha dejado el cuadro más despejado de lo habitual.

La sangría de favoritos ha dejado al local Andy Murray, segundo cabeza de serie, como el aspirante más claro para llegar a la final por la parte baja del cuadro, mientras que el número uno, el serbio Novak Djokovic, aspira a alcanzar también el último encuentro con el permiso de rivales como el español David Ferrer, tercero de la ATP a partir del lunes, y el argentino Juan Martín del Potro, octavo favorito.

El apretado calendario del circuito profesional, que apenas deja descanso a los tenistas entre cada torneo y que el año pasado fue especialmente denso debido a los Juegos Olímpicos de Londres, es una de las quejas más repetidas entre los jugadores.

Así las cosas, todos esperan que la semana adicional con la que contarán a partir de 2015 entre Roland Garros y Wimbledon ayude a devolver al torneo londinense algo del nivel que parece haber perdido. 

No es casualidad que este año tan solo 12 partidos en las primeras rondas del cuadro masculino hayan alcanzado los cinco sets, el récord negativo en ese sentido en toda la historia del torneo en la Era Open.

Los jugadores llegan al tercer Grand Slam de la temporada con las fuerzas al límite, lo que contribuye a que las lesiones se produzcan con mayor facilidad sobre la hierba, la superficie más exigente del circuito.

La plaga de lesionados de tobillo, rodilla y hombro que se ha vivido en las primeras jornadas del torneo ha agudizado el debate sobre el estado del césped del All England Club, que según algunos tenistas resulta este año especialmente resbaladizo y peligroso.

Además de favorecer las lesiones, ese cambio en la hierba juega a favor de los tenistas que salen a la pista sin nada que perder, dispuestos a arriesgar al máximo para ganar a un cabeza de serie a cualquier precio.

Los favoritos, en cambio, mantienen el objetivo de llegar hasta el final del torneo, por lo que están obligados a mantener algo más la prudencia sobre un césped del que podrían salir lesionados.

Uno de los que arriesgó y ganó fue el belga Steve Darcis, número 135 del mundo, que fulminó a Nadal en el primer partido y se retiró en el segundo porque su hombro ya no aguantaba.

También salió al máximo en segunda ronda el ucraniano Sergiy Stakhovsky, número 116 del ránking, que asestó a Federer una de las derrotas más dolorosas de su carrera, cuando aspiraba a coronarse por octava vez en Wimbledon.