Tras el fiasco de Vista, Windows 8 se ha convertido en el mayor traspié de Microsoft.
A un año y medio de su debut, el sistema operativo ha vendido 40 millones de copias menos que su antecesor, Windows 7, a pesar de ser un sistema hecho no sólo para PC, sino también para tabletas, e incluso a un precio menor.
En participación de mercado, Windows 7 tiene casi el 40%; Windows XP, descontinuado este año, el 30%; y Windows 8, apenas el 8%.
Su participación sufrió un duro revés después de que, en mayo pasado, China decidiera no renovar los computadores del gobierno con Windows 8, por considerar que poseía fallas de seguridad, creando su propio sistema operativo.
Los pálidos resultados motivaron a Microsoft a apurar la salida del sucesor del sistema -cuyo nombre tentativo sería Windows 9-, que sería presentado a fines de septiembre, para iniciar su venta en 2015.
Aunque aún no hay detalles del nuevo programa, filtraciones indican que el espíritu será rescatar las virtudes de las anteriores versiones, particularmente el clásico botón de inicio.
El proyecto Windows Threshold, como se conoce en su etapa de pruebas, inicialmente fue pensado como la segunda gran actualización de Windows 8, posiblemente llamada Windows 8.2, pero la compañía finalmente optará por venderla como un sucesor de Windows. Por lo mismo, los cambios del sistema no serán tan revolucionarios como el anterior, sino que, tal como pasó entre Windows 7 y Vista, será más una compostura para enmendar los errores del anterior.
Pantalla de inicio: aun cuando posee un modo de escritorio clásico, la mayoría de la experiencia de Windows 8 se remite a su pantalla de inicio, pensada para pantallas táctiles. Charms Bar: reemplazó la barra de menú clásica de las aplicaciones y programas. Su uso sin pantalla táctil resultó muy complejo y es una de las utilidades más resistidas
El menú de inicio, por ejemplo, una de las grandes falencias del actual modelo, volverá a su clásico aspecto, con una lista de las aplicaciones y programas para su rápida ubicación, aunque con una variante: también incluirá un sector dedidado al "Modern UI" -la interfaz creada para Windows 8, Windows Phone y la Xbox-, desde el cual se podrá acceder a las aplicaciones nuevas, creadas para Windows 8, y a las que anteriormente sólo se podía acceder desde la pantalla principal, funcionando de manera óptima en pantallas táctiles. La nueva versión permitirá que estas aplicaciones también puedan ser fácilmente usadas con teclado y mouse. Además, ya no necesitarán ser visualizadas en todo el ancho de la pantalla, sino que también podrán encogerse en una ventana para usarse en el escritorio (ver imágenes). De esta forma, Microsoft logrará que su tienda de aplicaciones siga activa, pero asegurándose de que el escritorio sea compatible con ellas. Hoy los usuarios debían optar por una u otra.
Otra de las modificaciones será cambiar el sistema de "Charms", un menú que aparece automáticamente cuando el usuario pasa el cursor del mouse o posa su dedo en la parte derecha de la pantalla, abriendo las opciones de búsqueda y configuración de cada aplicación. Este sistema reemplazó la clásica barra de menú (que aparece en la parte superior de cada programa y que permite, por ejemplo, grabar o editar), lo que hacía confuso navegar en el programa. Esta función podría ser cambiada por un botón o eliminada completamente, lo que permitirá el regreso de la barra clásica.
Otra de las novedades también incluye simplificar el proceso de actualización del sistema, que actualmente requiere muchos pasos.
Windows 9 también incluirá un sistema para determinar qué tipo de equipo lo está utilizando -tableta o PC- y así optimizar su uso.
Los radicales cambios del último modelo del clásico programa de Microsoft han obligado a la empresa no sólo a competir con Apple, sino también con sus propias versiones anteriores.
HP, por ejemplo, tras la molestia de muchos usuarios, decidió vender algunos modelos de PC con Windows 7, en lugar de 8. Sin embargo, la política concluirá el 31 de octubre, fecha en la que Microsoft acabará el soporte de Windows 7, obligando a todas las marcas a usar 8.
Toda esta lista de problemas aceleró el lanzamiento de la nueva versión del clásico programa, especialmente cuando un viejo rival, Mac, ya tiene el 10% del mercado, que en 2008 sólo tenía el 8,5%.