La posibilidad existe: se puede ganar el Premio Nacional de Artes de la Representación y Audiovisuales sin haber presentado una postulación oficial. Pero es raro que suceda. Sólo dos de los diez ganadores que ha tenido el galardón han sido propuestos en la mesa del jurado y no por una carpeta con currículum y cartas de apoyo. El dramaturgo Jorge Díaz y el cineasta Raúl Ruiz son las excepciones, y si este año no se suma una nueva, el ganador saldrá de alguna de las carpetas que el Ministerio de Educación recibió hasta el viernes pasado.

Con las postulaciones ya cerradas, están definidos al menos siete nombres en carrera. Entre ellos, los que suenan más fuerte en el mundo teatral son Egon Wolff, Héctor Noguera y Delfina Guzmán. El ganador se anunciará en septiembre y será el resultado del acuerdo al que llegue la ministra de Educación, Carolina Schmidt; el rector de la U. de Chile, Víctor Pérez; Juan Cancino, rector de la U. Católica de la Santísima Concepción en representación del Consejo de Rectores; el director y diseñador teatral Ramón López como miembro de la Academia de Bellas Artes, y el dramaturgo Juan Radrigán, ganador del premio en su edición anterior.

La que llega con mayor apoyo institucional es la actriz Delfina Guzmán, respaldada por GAM, Fitam, las universidades de Concepción y Andrés Bello y las fundaciones Gonzalo Rojas y Manuel Rojas. Además, tiene cartas de más de 30 figuras políticas y culturales, entre las que están las que Ana González y Jorge Díaz le escribieron para su primera postulación al premio, hace dos décadas. Hoy, a sus 85 años, Guzmán pretende seguir extendiendo su larga trayectoria en teatro, cine y televisión, porque prepara el estreno de La grabación, obra escrita por Rafael Gumucio.

Héctor Noguera es el más activo del trío fuerte de postulantes. A sus 76 años trabaja como docente, actor de teatro, cine y televisión, y director teatral. Su puesta en escena de El jardín de los cerezos, actualmente en cartelera, ha sido un éxito de crítica y de público, con funciones agotadas con semanas de anticipación. Noguera es apoyado por las universidades Católica, Mayor y Alberto Hurtado.

El dramaturgo Egon Wolff, de 87 años, es el mayor de los postulantes. El autor de Flores de papel se presenta con más de 40 cartas de apoyo, firmadas por Agustín Squella, Ascanio Cavallo, Francisco Brugnoli, Luis Poirot, Marco Antonio de la Parra, Paulina Urrutia y Gloria Munchmeyer, entre otros. A Wolff le podría jugar a favor el exitoso regreso de su reconocida obra Los invasores, que bajo la dirección de Pablo Casals se presentó el año pasado en el GAM y el Teatro Finis Terrae.

El actor y docente Arnaldo Berríos (84) también postula al premio, apoyado por la Escuela Teatro Ateva, el Parque Cultural y la Municipalidad de Valparaíso. Junto a décadas de trabajo en cine (Caliche sangriento) y teatro (Copenhague), Berríos tiene como una de sus fortalezas - igual que Guzmán- el aporte al teatro de regiones. Y también sigue activo. El año pasado estrenó Bailando para ojos muertos, de Juan Radrigán, y este año actuó en una versión de Esperando a Godot, dirigida por Marcos Guzmán.

El diseñador teatral Sergio Zapata va una vez más como candidato a un premio que hasta ahora jamás ha reconocido su oficio. Zapata es apoyado por la Agrupación de Diseñadores, Técnicos y Realizadores Escénicos (AdTres) y el Teatro Nacional Chileno, donde en mayo se estrenó Animas de día claro con vestuario de su autoría. Además, en septiembre editará un manual de diseño y visualidad escénica.

El dramaturgo Luis Rivano es candidato por primera vez. El escritor, ex carabinero y librero de 80 años es apoyado por cartas de personas de los lugares que retratan sus obras, como trabajadores del barrio Matadero. La postulación del autor de El rucio de los cuchillos fue gestionada por su familia y amigos.

Miguel Littin (70) es el más joven del grupo y el único cineasta que suena en la carrera. El director de El chacal de Nahueltoro presentó su postulación al tiempo que prepara su próxima película: Allende, tu nombre me sabe a hierba, que protagoniza Daniel Muñoz.

¿Qué privilegia el jurado? Desde su creación, en 1992, el premio ha sido principalmente teatral, ocho veces ha terminado en manos de dramaturgos, actores y directores. Las excepciones: Raúl Ruiz sacó la cara por cine en 1997 y María Luisa Solari por danza el 2001.

"A mí me importa la docencia sobre todo, porque alguien que sea muy bueno en su oficio si no entrega nada, no. Tendría que ser alguien solidario además, que no ande cobrando millones de pesos", dice Radrigán, adelantando las claves de su decisión.