El cineasta estadounidense Woody Allen sostiene que su colega Roman Polanski, detenido en Suiza por un caso de abuso de menores en EEUU que data de 1977, ya ha sido suficientemente castigado y actualmente es una persona "resocializada".
"Dudo de que fuera especialmente inteligente encarcelarle. Sí, definitivamente Polanski violó la ley. Pero ya pasó por ese motivo 42 días en cárcel, lo que no es ningún placer", afirma el neoyorquino, en una entrevista al semanario "Der Spiegel".
Allen argumenta que la detención del director francopolaco ha supuesto un duro golpe para la carrera de éste y añade que, además, no puede viajar ni a Estados Unidos ni "a otros países". "No se puede decir que no se le haya castigado ya", apunta.
El cineasta califica la violación de una joven de 13 años, crimen que se le imputa a Polanski, de "atroz" pero insiste en que ocurrió hace 30 años.
"Desde entonces lleva una vida ordenada, rueda películas, enriquece la cultura y no hace daño ni a una mosca. ¿No es esa suficiente resocialización? ¿Hay alguien que pueda dormir mejor si a Polanski se le encierra en una jaula?", señala.
A su juicio, "habría sido más fácil olvidar ese asunto".
Allen fue uno de los primeros cineastas, junto a Martin Scorsese, David Lynch, Pedro Almodóvar y Costa Gavras en salir en defensa de Polanski, a quienes se sumaron técnicos, productores y actores.
Pese a que el Tribunal Penal Federal suizo decidió el miércoles liberar a Polanski bajo el pago de 4,5 millones de francos (3 millones de euros) de fianza, el cineasta permanecerá en prisión hasta el lunes por no haber depositado la cantidad indicada.
El tribunal determinó además que el francopolaco deberá llevar un brazalete electrónico y permanecer bajo vigilancia en su chalet de Suiza, en la exclusiva estación de esquí de Gstaad.
Además de las medidas citadas, el realizador deberá también depositar sus documentos para evitar cualquier riesgo de fuga.
El realizador, ganador de un Óscar por "The Pianist" (2002), se declaró culpable en 1978 de haber abusado de Samantha Geimer, que tenía 13 años en el momento de los hechos, pero se dio a la fuga antes de que finalizara el procedimiento judicial.
En 1993 Polanski y Geimer llegaron a un acuerdo para enterrar el asunto a cambio de que el cineasta pagara a la víctima medio millón de dólares.