Aunque las estimaciones varían, se cree que no existen más de 1.000 tarucas en el norte del país. Conocida también como huemul del norte, por su parecido físico al ciervo de la zona central y sur del país, la taruca es en rigor, otra especie. "Es bastante desconocida", sintetiza Javier Hernández. "Ambos animales están clasificados en el mismo genero (Hippocamelus) y son ciervos de montaña, con similitudes corporales, pero se diferencian a simple vista por su patrón de coloración, distribución geográfica, y lo más importante, tendrían orígenes evolutivos diferentes", agrega.
El ingeniero forestal lidera el proyecto Diagnóstico Levantamiento Biodiversidad Región Arica y Parinacota, el más ambicioso y completo catálogo hecho en el país para caracterizar la fauna y flora de una región. "Este proyecto es único, no se ha hecho en ninguna región. En todas hay estudios de algunas especies o ecosistemas, pero en Arica y Parinacota se trabajó a una escala regional. Estamos viendo el entorno en su totalidad, esfuerzo que permitirá conservar más y mejor", dice Jorge Herreros, del Departamento de Biodiversidad del Ministerio del Medio Ambiente.
"El nivel de detalle del trabajo realizado no tiene precedentes en Chile", refuerza Hernández.
El catálogo es financiado por el Gobierno Regional, apoyado por el Ministerio de Medio Ambiente e implementado por la Facultad de Ciencias Forestales de la U. de Chile, y se conocerá en diciembre a través de un libro que difundirá el valor de la biodiversidad entre los habitantes de la región.
El catastro arrojó que en la región existen 1.595 especies. "No hay ninguna otra que tenga registro de esa cantidad de biodiversidad", dice Hernández.
La importancia del proyecto radica en que la región contará con nueva información que servirá como apoyo para tomar decisiones regionales en materias ligadas a la conservación. "Al saber más sobre la distribución de especies o su presencia en determinadas áreas, podrían anteponerse eventuales exigencias en el marco del Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental (Seia), ya sea porque protegen áreas de gran valor o incluyen medidas más idóneas de mitigación", dice Charif Tala, jefe del Departameno de Biodiversidad del Ministerio del Medio Ambiente.
En el proyecto tomaron parte más de 15 expertos, entre ingenieros forestales, biólogos y arqueólogos, entre otros, que recopilaron información histórica, estudios científicos, además de visitas a terreno. El estudio generó datos georeferenciado de cada especie. "En otras regiones esta información es una incógnita", dice Hernández.
Además, el catastro verificó la crítica situación de algunas especies, como la vicuña, el suri (ñandú altiplánico) o el cactus candelabro y la taruca. Pero de todas, la que presenta más problemas de conservación es el picaflor de Arica, el más pequeño del mundo, que sólo vive en la región y en grave peligro de extinción. Se estima que hoy no existen más de 400 ejemplares.
Pese a que se trata de un trabajo propuesto por la Seremi de Medio Ambiente de la región, y no hay un plan para ampliarlo a otras regiones, tanto Tala como Hernández esperan que pueda ser replicado en el resto del país.